Le presentamos este artículo publicado oportunamente en nuestra revista Allah Mahabba impresa,y que ahora compartimos con todos ustedes por este medio:
La Iglesia melquita tiene su origen en Medio Oriente,
pero hoy los católicos melquitas se han dispersado también por otros
continentes, contando en la actualidad con 1.500.000 fieles. Sus fieles son
originalmente de lengua árabe. La sede del patriarca se encuentra en
Damasco.
El cardenal insistió en que es indispensable la comunión para sostener la misión evangélica. "Un solo corazón y una sola alma" --agregó el purpurado argentino-- deben tratar de ser siempre los sínodos episcopales a fin de que lo sean cada una de la comunidades en torno a su propio obispo y a sus parroquias y a sus sacerdotes. Es una responsabilidad muy delicada que les confío con espíritu de episcopal fraternidad y colegialidad. Nosotros los obispos ante nuestros fieles, por la adhesión que día a día se nos pide de renovar a Cristo Pastor, no podemos sustraernos a este mandato: el mandato de la comunión interna ala Iglesia , para que ella se
expanda siempre más decididamente".
El cardenal señaló que la unidad parte siempre de Cristo, pero "exige nuestra personal conversión a la unidad. La conversión a la comunión es una cotidiana cruz que hay que llevar para quela Iglesia sea fermento de
unidad para todo el género humano.
Tras recordar que falta poco más de un mes para la apertura del Sínodo, el cardenal prefecto subrayó que los melquitas católicos "están muy radicados en el mundo oriental pero también "tradicionalmente" unidos ala Sede de Pedro, a la cual reconocen la
responsabilidad que le es propia: la de la comunión".
El purpurado invitó después a los obispos melquitas católicos a mantener viva la fisonomía dela Iglesia en la diáspora, a fin de que no se
olviden de sus raíces espirituales. "Pienso en el esfuerzo espiritual que
se pidió --dijo-- para mantener a la segunda y tercera generación melquita
en América en la auténtica identidad oriental, especialmente en el ámbito de la
liturgia, sin por eso dejar de adoptar, al mismo tiempo, la necesaria apertura
al nuevo contexto eclesial y social. Es por eso urgente la renovación de las
pastorales familiar, juvenil y vocacional, aun en el seno de vuestra
Iglesia". Se trata de sectores -precisó el cardenal
Sandri- "que hay que afrontar conjuntamente, también con una
catequesis incisiva, completa, atenta a la situación real de los fieles.
Este compromiso para una catequesis más eficaz es urgente sobre todo "para hacer frente al problema grave de las sectas y de algunas formas de religiosidad", pero va unido a la formación adecuada de los sacerdotes, "como educadores del pueblo de Dios, para que tengan adecuado conocimiento doctrinal y estén sostenidos por una sólida espiritualidad y por una buena madurez humana. El discernimiento vocacional, la formación de los candidatos a las órdenes sagradas, y la formación permanente de los presbíteros, constituyen en todo lugar una prioridad indeclinable.
El purpurado puso de relieve la fraternidad con la que el pueblo yla Iglesia
en la Argentina
recibieron a los melquitas católicos presentes en el país. La solidaridad
demostrada por los fieles es indispensable para construir un futuro de
esperanza para quienes abandonaron la madre patria en busca de seguridad y
dignidad material y espiritual.
Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales |
Una Iglesia en
comunión con el Papa de lengua árabe
CÓRDOBA (Argentina),
miércoles, 1 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Hay que hacer redescubrir la contribución que la Iglesia melquita está
llamada a ofrecer, particularmente con motivo del Sínodo de Oriente Medio, que
se celebrará en el Vaticano en octubre. Este es el consejo que ha dejado el
cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las
Iglesias Orientales, a los obispos melquitas católicos de la diáspora presentes
en Argentina.
La invitación resonó en
la celebración eucarística que se llevó a cabo el 31 de agosto en Córdoba, con
la presencia del Patriarca de Antioquía de los greco-melquitas, Su Beatitud
Gregorios III Laham.
La Iglesia
greco-católica melquita, es una iglesia oriental católica de rito
bizantino (en su variante griega), es decir, es una iglesia particular (sui
iuris) de la Iglesia católica que goza de autonomía y está en
plena comunión con el Papa.
"Ya llegaron
aportes de relieve de parte de la Iglesia Melquita en la fase de
preparación --dijo el purpurado-- y han sido incluidos en el Instrumentum
laboris. El tema, que es el verdadero objetivo del Sínodo, debe ser
constantemente tenido en cuenta: "...La multitud de los creyentes tenía un
solo corazón y una sola alma". Es claro que este es el compromiso de cada
comunidad cristiana, en cada lugar y en cada tiempo de la historia cristiana.
Pero no debe darse por descontado. Debe más bien representar un estímulo al
cual no podemos ser ajenos.
El cardenal insistió en que es indispensable la comunión para sostener la misión evangélica. "Un solo corazón y una sola alma" --agregó el purpurado argentino-- deben tratar de ser siempre los sínodos episcopales a fin de que lo sean cada una de la comunidades en torno a su propio obispo y a sus parroquias y a sus sacerdotes. Es una responsabilidad muy delicada que les confío con espíritu de episcopal fraternidad y colegialidad. Nosotros los obispos ante nuestros fieles, por la adhesión que día a día se nos pide de renovar a Cristo Pastor, no podemos sustraernos a este mandato: el mandato de la comunión interna a
El cardenal señaló que la unidad parte siempre de Cristo, pero "exige nuestra personal conversión a la unidad. La conversión a la comunión es una cotidiana cruz que hay que llevar para que
Tras recordar que falta poco más de un mes para la apertura del Sínodo, el cardenal prefecto subrayó que los melquitas católicos "están muy radicados en el mundo oriental pero también "tradicionalmente" unidos a
El purpurado invitó después a los obispos melquitas católicos a mantener viva la fisonomía de
Este compromiso para una catequesis más eficaz es urgente sobre todo "para hacer frente al problema grave de las sectas y de algunas formas de religiosidad", pero va unido a la formación adecuada de los sacerdotes, "como educadores del pueblo de Dios, para que tengan adecuado conocimiento doctrinal y estén sostenidos por una sólida espiritualidad y por una buena madurez humana. El discernimiento vocacional, la formación de los candidatos a las órdenes sagradas, y la formación permanente de los presbíteros, constituyen en todo lugar una prioridad indeclinable.
El purpurado puso de relieve la fraternidad con la que el pueblo y
"Los desafíos de
nuestro tiempo -afirmó el cardenal- necesitan de la solidaridad de
todos los componentes de la comunidad católica y la de los otros cristianos,
como también la de las otras religiones, para incidir en el tejido social, que
conoce cambios tan evidentes en la misma patria argentina".
El cardenal Sandri concluyó recordando ala Iglesia melquita católica
la vocación de mantenerse como puente de comunión entre Oriente y Occidente.
El cardenal Sandri concluyó recordando a
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