domingo, 20 de abril de 2014

Una entrevista realizada con un hombre azul


No conozco mi edad.
Nací en el desierto del Sahara, sin papeles.
Nací en un campamento de nómades tuaregs, entre Tomboncton y Gdo. Al norte de Mali.
Fui pastor de camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre.
Hoy estudio Gestión en la Universidad de Montpellier, Francia.
Soy soltero, defiendo a los pastores tuaregs. Soy musulmán, sin fanatismos.



-¡Qué lindo turbante tiene!
Está hecho de finas telas de algodón. Esto,  permite cubrir el rostro en el desierto, sin obstruir la vista y la respiración.

-Es de un azul, muy particular!
Nosotros, los tuaregs, somos llamados “los hombres Azules” por eso. El tejido se destiñe un poco y nuestra piel toma este color azulado.

-Cómo obtienen ustedes  este color?
A través de una planta llamada índigo mezclada con otros pigmentos naturales.  Para los tuaregs, el azul es el color del mundo…

-Por qué?
Es el color dominante: es el color del cielo…. Y de nuestras carpas….

-Quiénes son los tuaregs?
Tuareg significa “abandonado”, porque somos un pueblo nómade, muy antiguo, del desierto. Somos solitarios y orgullosos. Nos llaman también: “los señores del desierto”. Nuestra etnia es Amasigh (bere bere ó bárbaros), y nuestro alfabeto es tifinagh.

-Son ustedes numerosos?
Alrededor de 3 millones, la mayoría permanece nómade. Pero la población disminuye. ¿Sería necesario que un pueblo desaparezca, para que se sepa que ha existido?...decía un sabio…

-Cómo viven ustedes?
Nos ocupamos de los rebaños: dromedarios y cabras, en un reino inmenso y silencioso.



-El desierto….es muy silencioso?!
Cuando uno está solo en este silencio, uno puede escuchar el latido del propio corazón. No existe mejor lugar para estar solo….

-Qué recuerdo tiene de su infancia?
El despertar con el sol, y lejos, las cabras de mi padre….ellas nos dan la leche y la carne.  Nosotros las llevamos a dónde hay hierbas y agua.  Es así, como hacían los antiguos, y es así, como nosotros lo seguimos haciendo.  Para mí no había otra cosa, y yo estaba feliz así.

-…Pero…no es muy estimulante!
Pero es mucho! A los 7 años me dejaban alejarme del campamento para que aprenda cosas importantes: olfatear el aire, …. algo más que escuchar: desarrollar la agudeza del oído, aprender a orientarse con las estrellas, y dejarse guiar por el camello. Porque,  si uno se pierde, él te lleva siempre donde hay agua!

-Parece que saber todo esto tiene mucho valor?
Ahí, todo es simple y profundo. Hay pocas cosas, y cada una, tiene un inmenso valor!

-Nuestros dos mundos, son muy diferentes!
Ahí, un poquito…casi nada, puede darte mucha felicidad.  Cada cosa es valorada. Sentimos mucha alegría al estar juntos.  Nadie sueña ser… porque YA LO SOMOS!

-Qué fue lo que más le impresionó cuando viajó a Europa?
Ver las personas correr en el aeropuerto.  En el desierto, cuando uno corre, es porque ya viene una tormenta de arena….¡tuve miedo!...

-Iban a buscar sus equipajes?
Si, así es. También vi afiches de mujeres desnudas. Me pregunté: ¿por qué esa falta de respeto hacia las mujeres?.  Después en el hotel, vi la primera canilla de agua: ¡el agua corre fácilmente!...y,….tuve ganas de llorar….

-¡qué abundancia, y qué despilfarro, no?
Todos los días de mi vida, mi principal preocupación fue encontrar agua.  Cuando veo el número de fuentes que adornan la ciudad, siento un intenso dolor…

-¿Tanto…?
Si, comienzos del 90.  Tenía 12 años. Hubo una gran sequía. Los animales morían, nosotros nos enfermamos…. Mi madre murió…. Ella, era TODO para mí. Me contaba historias, me enseñaba como contarlas…. Me enseñó a SER YO MISMO.

-qué le pasó a su familia?
Convencí a mi padre que me permita ir a la escuela todos los días.  Para ello, caminaba 15 kms todos los días. Hasta, que un profesor encontró un lugar para mí, donde pude dormir, y una mujer que me brindó un plato de comida.  Comprendí, con el tiempo, y cada vez que pasaba delante de ella, que –esta ayuda recibida-era obra de mi madre…..

-¿Qué lo impulsó a tener tantos deseos de estudiar?
Dos años antes de que, el Rallye París-Dakar haya pasado por nuestro campamento, una periodista dejó caer un libro.  Yo lo recogí y se lo dí… Ella me lo ofreció.  Era un ejemplar de “El Principito”…Entonces, yo me PROMETÍ poder llegar a leerlo, algún día…

-Lo logró?
Si, y obtuve una beca para venir a estudiar a Francia.

-un tuareg, en la universidad?!!
Lo que más extraño acá, es la lecha de camello, el calor abrasador, la caminata descalzo en una arena ardiente… Allá, miramos las estrellas todas las noches… Y, cada una, es diferente de la otra.
Las cabras, tampoco son idénticas: son parecidas. Aquí, cada uno mira la televisión.

-Qué es lo más desagradable, que ud. Encuentra acá?
Que….ustedes, tienen todo… pero nunca es suficiente; se quejan siempre.  En Francia, la gente reclama permanentemente. Atan su vida a deudas bancarias, al deseo de poseerlo todo… luego, y a pesar de ello,  termina resultando: insuficiente…
En el desierto, no hay embotellamiento ¿saben por qué? Porque ninguna persona está interesada en adelantarse a otra.

-Me relataría un momento muy feliz, en su desierto lejano?
Todos los días, un poco antes de la puesta del sol, la temperatura baja, pero no es todavía muy fría… Los hombres y los animales lentamente, vuelven al campamento.  Sus siluetas, se entrecortan en un cielo rosado, azul, amarillo, rojo, anaranjado….

-¡Fascinante!
Es un momento…¡mágico! Volvemos a la carpa y hervimos agua para el té.  Nos sentamos en silencio y escuchamos el agua hervir.  Nos invade la paz…. y nuestros corazones laten al mismo ritmo del agua en ebullición…¡Qué tranquilidad!
Acá, ustedes disponen de relojes, allá disponemos del tiempo….
En la vida de un tuareg, el tiempo no se circunscribe a la referencia señalada por un reloj. Cuántas veces, ud. Dice: ¡no tengo tiempo!
El tiempo es como un río, no se puede tocar dos veces, el mismo agua, porque el agua ya pasó y no pasará más…
Aproveche cada momento de ésta vida, encontrando el tiempo para vivir…
Ustedes viven diciendo que están ocupados. Entonces, nunca serán libres….
Si dice todo el tiempo: “no tengo tiempo”…. ¡no lo tendrá jamás!
Dejar para mañana, la posibilidad de vivir en espíritu y en verdad, en éste río de la vida,  puede convertirse en un paso en falso…


 Por Víctor M. Amela a Moussa Agassarid
Adaptación: Nina Padilha
Traducción del francés: Mons. Ibrahim Salaméh








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