jueves, 25 de abril de 2019

Visita ad Limina: verdadero instrumento de comunión y de acción pastoral y misionera.

En mayo próximo los obispos argentinos realizarán la tradicional visita ad limina a Roma.La delegación está formada por casi un centenar de obispos, y será encabezada por el presidente del Episcopado y obispo de San Isidro, Oscar Ojea; junto con los arzobispos Mario Poli (Buenos Aires) y Marcelo Colombo (Mendoza), ambos vicepresidentes.

Si bien la Santa Sede establece que la visita ad limina debe realizarse cada cinco años, la última vez que se presentó el Episcopado argentino fue en 2009, ante Benedicto XVI.

La visita ad limina no se realizó en 2014, al año siguiente de ser elegido Francisco, cuando hubiera correspondido, por lo que muchos obispos participarán ahora por primera vez de un viaje en conjunto.

La visita ad limina apostolorum consiste en la peregrinación a los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo para venerarlos como fundadores de la Iglesia y así expresar y fortalecer la unidad y colegialidad de la Iglesia. 


Además cada obispo presenta un informe sobre el estado de su diócesis y se realiza un encuentro personal con el Papa. 
“Es un verdadero instrumento de comunión y acción pastoral y misionera para el mundo de hoy”
Los obispos también tienen que elaborar un “relación quinquenal”, es decir, un informe “sobre la condición religiosa, moral y social de la diócesis”.

“La visita es muy intensa porque es una semana. El corazón es el encuentro con el Papa.”

Los precedentes históricos que han marcado las distintas fases de implantación de este canon datan de una antigua costumbre inicial de visitas al papa, sin una obligación formal, pasando por los concilios bianuales de las provincias italianas, la insistencia en el cumplimiento de la costumbre de la visita anual de tres obispos sicilianos del papa León I en el siglo V.

Benedicto XIV –mediante la constitución Quod Sancta– amplió la obligación y estableció una comisión para valorar los informes de los obispos al término de la visita.
En el siglo VI el papa Gregorio I amplió a quinquenal, el papa San Zacarías, indicó que los obispos cercanos debían hacer la visita en persona, pasando por diversas fases, hasta que, en 1585, Sixto V emitió la Constitución Romanus Pontifex que constituyó la norma durante más de trescientos años.

La actual norma sobre las visitas ad limina se recoge en el decreto de la Congregación Consistorial, de Pío X, en 1909, que declara que cada obispo debe rendir cuenta al papa sobre el estado de su diócesis una vez cada cinco años.

El origen de estas visitas estarían reflejadas en las cartas de san Pablo: Esta visita, si bien se remonta en su germen, según varios testimonios, al siglo IV (341-352), algunos estudiosos, sitúan su origen en los dos primeros capítulos de la carta a los Gálatas, en donde Pablo refiere sus dos subidas a Jerusalén: la primera, para conocer a Pedro e intimar con él; y la segunda, para someter a los Apóstoles –presididos por Pedro– el Evangelio que él anunciaba.

En la última visita ad limina que el entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hacía a Roma en 2009, en su saludo inicial a Benedicto XVI, en calidad de primado argentino, decía, entre otras cosas: “Gracias por recibirnos, escuchar nuestras inquietudes y problemas, compartir nuestros proyectos pastorales y –sobre todo– gracias por confirmarnos en la fe y en el servicio pastoral (…). 

Queremos encontrar en esta visita el aliento para que nuestras Iglesias particulares sean casa y escuela de comunión y promover una espiritualidad de comunión entre nosotros, obispos, y nuestros fieles que nos haga crecer en el sentido de pertenencia a la Iglesia universal”.

"Toda la Iglesia en la Argentina peregrina a Roma, en la persona de sus pastores".


Referencias:
http://www.aica.org/35661-los-obispos-argentinos-haran-la-visita-ad-limina-en-mayo.html