Solemne conmemoración de los Santos Apóstoles Pedro y
Pablo
¿Qué alabanza más hermosa se puede dar a los Apóstoles que el testimonio que el Señor mismo ha dado de ellos?
Jesús le dijo a Pedro: "bendito eres" y "Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia", y llamó a Pablo: "vaso escogido, destinado a llevar mi nombre ante príncipes y reyes".
Según la tradición, San Pedro murió crucificado en Roma con la cabeza gacha, bajo Nerón entre 64-67, y en el mismo período San Pablo también murió mártir, nuevamente en Roma, pero a diferencia de Pedro, fue decapitado porque era un ciudadano romano.
Epístola:
Segunda carta a los Corintios (11:21-12:9)
Tropario de los Apóstoles
¡Principales en las sedes de los Apóstoles y maestros del
universo! Intercedan ante el Señor de todos, que otorgue la paz al mundo y a
nuestras almas la gran misericordia.
Santo Evangelio según San Mateo (16:13-19)
Oraciones de los
Fieles
Por los que dedican
su vida a la expansión del Evangelio en tierras de misión, para que vean en San
Pablo un ejemplo a seguir. OREMOS
Por los que se
encuentran lejos de su tierra para que la universalidad de la Iglesia haga más
confortable ese desarraigo. OREMOS
Por los padres de
familia, para que guíen con la fuerza del Espíritu la iglesia doméstica que es
su hogar. OREMOS
Por los pobres, los
que se encuentran solos, los ancianos, los enfermos para que todos los demás
los atendamos con cariño pues son la Iglesia más identificada con Dios. OREMOS
Por todos los que nos
hemos reunido en torno a la mesa, para que descubramos que ese misterio nos une
con todos los que en el mundo y en todas las épocas se reúnen alrededor del Pan
y el Vino. OREMOS (1)
Pedro fue un buen Papa, de muy pocas letras y sin ningún
doctorado, cuyas únicas encíclicas fueron dos breves cartas y, al parecer, tuvo
un amanuense en San Marcos que en su Evangelio dejó la catequesis que San Pedro
daba en Roma.
Fue humilde, por necesidad, porque no podía alardear de
mucho, el que había negado públicamente a Jesús por tres veces. Y fue humilde
con Pablo, (a quien no le hubiera venido mal aprender un poco de humildad y,
así, no hablar tanto de si mismo) que le reprendió por su condescendencia con
los judaizantes
Con valentía, y tras la venida del Espíritu Santo, se
enfrentó con la multitud judía y sus jefes, echándoles en cara que habían
crucificado al enviado de Dios. Soportó la cárcel dos veces y fue azotado. Excomulgó
al primer hereje de la Iglesia, Simón Mago. Y al fin derramó su sangre por ese
Señor al que le había dicho: “Señor, tú sabes todas las cosas. Tú sabes que
te amo”. Abrió las puertas de la Iglesia y reunió un sencillo Concilio en
Jerusalén en que declaró que la Ley de Moisés estaba abrogada.[1]
Aquello de “sobre esta roca levantaré mi Iglesia” les
debió sonar a todos aquellos israelitas a divinidad. Para el pueblo de Israel,
Dios fue siempre la Roca en la que se sentí seguro contra todos sus enemigos,
como un castillo levantado en lo alto de una escarpada roca, que se hace
inexpugnable para todo enemigo.
Les debió sonar a que Jesús concedía a su Iglesia participar
de la inmovilidad del mismo Dios. Y, realmente, si se ve un poco la Historia,
todos los grandes enemigos de la Iglesia han pasado, unos, hace muchos siglos
como Nerón, otros, hace decenas de años, como el comunismo ateo, están bajo la
fosa del tiempo y la Iglesia sigue viva.
Y la explicación nos la da San Pablo que dice que Cristo es
la cabeza y la Iglesia es su cuerpo. Nadie puede ya acabar con el Cuerpo del
Hijo de Dios. Una vez pudieron, clavándole con una cruz. Este segundo Cuerpo de
la Iglesia, unido a su Cabeza, el Hijo de Dios, nunca jamás será abatido por
los enemigos humanos. Será Roca, como Dios es Roca inexpugnable, inconmovible,
eternamente firme.(2)
(1)http://www.betania.es/historico/572-13-ord-ped/
[2]José María Maruri, SJ. http://www.betania.es/historico/572-13-ord-ped/
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