miércoles, 22 de noviembre de 2017

El mejor regalo de Navidad: Siria

Siria fue la tierra desde la cual llegaron mis abuelos hace muchos años en busca de paz. Seguramente ésta era una gran motivación para recorrerla, pero no era la única… 

Sabía bien que allí, en medio del dolor de la guerra existen comunidades que creen que el Mundo Unido no es una utopía y muchos de ellos habiendo tenido la posibilidad de escapar de ese absurdo cotidiano, no lo han hecho, porque entienden que es importante construir la paz codo a codo con la gente. 

El Movimiento de los focolares está comprometido en el sostenimiento y acompañamiento de estas comunidades en Siria. Existen dos casas llamadas “focolares”,  donde viven los consagrados. Una está en Damasco y otra en Alepo. Con la ayuda de estos “focolarinos” pudimos entrar desde Beirut, junto con mi esposo Diego. La casa de Damasco se encuentra precisamente dentro del Patriarcado Greco Melquita. 
Nuestro primer objetivo: compartir la Navidad con la gente, vivir su vida por un tiempo aunque sea breve, sentir lo que sienten, experimentar con ellos los dolores y las alegrías para poder llevarlos juntos, asegurarles que estemos donde estemos nuestras oraciones son incesantes. 

Esto no es un relato turístico. Fuimos a Damasco, Alepo, Kfarbo, Hama, Homs, Sadad … Queremos con este relato  testimoniar que la fe de los cristianos en Siria ha sido motivo de profunda conversión y revisión de vida para nosotros. 

Claro que siguen pidiendo a Dios el milagro de la paz, pero no se detienen en los lamentos. Comparten el dolor de lo que viven pero inmediatamente cuentan una experiencia de donación, de apertura a las necesidades de quien pasa al lado. 

El Evangelio es vida, no son palabras. El Evangelio se traduce en actos de amor cotidianos que van desde hacerle llegar ropa a una familia que no tiene para sus hijos, o instalarle un generador a otra familia para que al menos algunas horas puedan tener luz o simplemente pasar horas escuchando a quien necesita hablar porque el dolor es grande y no hay quien escuche.  
Celebran la Navidad con esperanza! La iglesia abarrotada de gente, mientras afuera los bombardeos continúan. Nadie deja de ir a misa por eso. Hemos visto una iglesia destruida, sin techo y en medio de los escombros la misa se celebra con tantas personas que no dejan de ir ni siquiera por ese frío que te hacía congelar el cuerpo. 

…Para el mundo occidental la religión es una ideología para nosotros  es nuestra identidad. Así nos dijo un Obispo y comprendimos el significado profundo de estas palabras porque en cada familia que visitamos, cada joven que encontramos y detrás de cada historia que escuchamos se revela una profunda coherencia entre fe y vida. Dios no tiene nada que ver con esta guerra. 

Todos nos agradecían mucho por haber tenido el coraje de ir, sin embargo los agradecidos éramos nosotros. Una profunda gratitud ante todo a Dios que nos dio la posibilidad de vivir una Navidad que quedará en la historia y a cada una de las personas que encontramos porque fortalecieron nuestra fe y nos ayudaron a renovar la esperanza en ese Mundo Unido que todos soñamos.

 Diego Valle y Gloria Chale

  Revista Allah Mahabba. Año XVII. Noviembre 2017. Edición Digital