miércoles, 31 de diciembre de 2014

Prólogo de Nuestra Revista. Diciembre del 2014

La idea general es que lo que habíamos adelantado en las ediciones anteriores, no pierde vigencia, por más que en su tiempo algunos lectores, podrían haber interpretado “como pesimista” nuestras referencias a la situación sumamente delicada de nuestros países de origen, especialmente Siria.

Cuando hablamos de esa situación no lo enfocamos desde el punto de vista político porque no es nuestro campo propio, sino en cuanto afecta, a las raíces mismas del cristianismo y de modo muy particular de nuestras iglesias locales de oriente medio.

Estamos realmente en una encrucijada, ya que cualquier postura de nuestra parte “puede doler y…. mucho”. No tenemos la solución de algo ajeno a nuestra voluntad ya que, pareciera tratarse de un plan internacional que intenta re dibujar el mapa de oriente medio., destruyendo algunos países y en el mejor de los  casos, dividiéndolos en varios estados de menor alcance político-social.
De este escenario tan dificultosamente complejo, se destaca en relieve, se palpa… se constata a prima facie, un objetivo: que es el de eliminar, las minorías aunque éstas, sean, en efecto, las verdaderas poseedoras históricas de estas tierras.

En pleno siglo XXI, están siendo reclamadas, por parte de un califato islámico absolutamente anacrónico, que pretende abiertamente, aplicar leyes caducas y contrarias a los derechos humanos más elementales. 
Tal vez, muchos emigrados o, hijos y nietos de emigrados sirios libaneses y palestinos… no están realmente, al tanto del gran peligro que cierne sobre las patrias de sus abuelos.  Es una gran pena, que los pueblos que ofrecieron al mundo cristiano una eminencia de Santos Padres, de teólogos de gran porte: “Doctores de la Iglesia”, se vean socavados en el don más preciado: la vida misma. No podemos dejar de mencionar a un San Juan Crisostomos, a un San Cirilo de Alejandría, a San Basilio el Grande, San Antonio de Egipto, San Juan Damasceno, San Marón, San Efrén: el Sirio, entre muchos otros que harían demasiada extensa la lista.

Esa tierra, que dio tantos santos frutos de Amor y Sabiduría a la Madre Iglesia, en el mundo entero, no puede vaciarse de los cristianos para ir a refugiarse como parias, en otras zonas del mundo. La generosidad de las grandes potencias, no supone necesariamente  colaboración y asilo, provenientes de una auténtica y desprendida solidaridad, sino que,  pareciera más bien, una propuesta que conduce a la desintegración de los cristianos en Oriente.
Presenciamos estupefactos, que esos mismos países que adiestraron en las formas más sofisticadas de beligerancia  a hombres  en más de 83 países pretenden ahora combatirlos vía ataques aéreos, y demás, sabiendo que el resultado será: más destrucción en esos países y, en el fondo se asemeja a una gran farsa, queriendo lavarse la cara ante sus pueblos y delante del mundo, a partir de Naciones Unidas.

Vale la pena, preguntarnos nosotros aquí: ¿qué actitud hemos asumido, frente al exterminio y desastre que están padeciendo nuestras iglesias y nuestra gente? ¿Hemos avanzando en alguna propuesta, más allá de algunas manifestaciones y reclamos públicos de grupos minoritarios?
Algunos paisanos, establecidos en varios países de emigración, crearon organizaciones con el fin de asistir y ayudar a nuestros hermanos en la fe y la tradición; y esto dio un gran ánimo, mas allá del valor material que podrían tener tales ayudas, porque ellos: sirios, libaneses, palestinos se sienten acompañados, en un sentir similar, patriótico y humano. Y nosotros, podríamos decir, si realmente nos organizamos debidamente, conforme a las circunstancias gravísimas que están atravesando: “¡ustedes no están solos!”.

A la espera de algunas expresiones de buena voluntad, proponiendo generar acciones eficaces y directas, pedimos a Dios, la paz y la tranquilidad para nuestro pueblo, y el fin de tamaña tragedia.



Monseñor Ibrahim Salaméh Karam 
Exarca Apostólico Católico
Grecomelkita en Argentina



Publicado en la Revista Allah Mahabba
Año XIV - N° 44


lunes, 1 de diciembre de 2014

Navidad en Oriente Medio

La atmósfera festiva inherente a la celebración navideña es cada vez menos frecuente en muchas de las zonas de Oriente Medio que durante siglos albergaron nutridas poblaciones cristianas. A pesar de ser la región donde el cristianismo nació y desde donde esta fe se extendió a lo largo y ancho del mundo, el panorama que ofrece la presencia cristiana ahí es francamente deprimente. Grandes masas de fieles han emigrado en las últimas décadas hacia lugares más seguros, acosadas no sólo por las guerras y la inseguridad, sino también por el activismo del islamismo radical que las ha maltratado y discriminado de manera específica y persistente. Una proporción importante de los cristianos de Líbano, lo mismo que de los de Egipto y los territorios palestinos ha decidido exilarse, preferentemente hacia Occidente, donde la libertad de culto les ofrece un horizonte más promisorio.
Irak ha sido el país donde la situación ha cobrado un carácter más crítico. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados estima que en 2003, antes de la invasión estadunidense a esa nación, habitaban ahí un millón de cristianos, mientras que hoy en día la cifra alcanza si acaso la mitad, con una tendencia a la continuación de la huida, sobre todo después del ataque del 31 de octubre de 2012 a una de las principales iglesias de Bagdad.
Este triste panorama cuenta no obstante, con algunas luces.
Navidad en Belén
A Belén, ciudad controlada por la Autoridad Nacional Palestina, ha llegado un importante flujo de peregrinos que desde diferentes partes del mundo arribaron a festejar la Navidad. La calma y seguridad que se han fortalecido en los últimos años ha alentado notablemente al turismo religioso hacia esa zona, luego de la crisis registrada durante el periodo de la segunda intifada palestina. Incluso este año más de 500 cristianos palestinos habitantes de la Franja de Gaza han recibido permiso de las autoridades israelíes para viajar a Cisjordania y poder celebrar en Belén las festividades religiosas de fin de año. (1)
En la primera Navidad, los ángeles anunciaron la paz de Dios sobre una de las regiones que, a lo largo de la Historia, ha estado más azotada por la guerra. Pero la Iglesia no renuncia a que ese pregón siga sonando.La Iglesia, a pesar de ser minoritaria, es uno de los actores sociales más implicados en el trabajo por la paz en todo Oriente Medio.
Los obispos de Oriente Medio han elogiado el coraje de los fieles de Tierra Santa y el conjunto de Oriente Medio, que, a pesar de sufrir en algunas ocasiones una marginalización deliberada, «se atan a la tierra de sus antepasados y afrontan valientemente, con fe y esperanza, todos los desafíos cotidianos y, a veces, hasta el martirio»; y piden aunar esfuerzos «para que los cristianos mantengan su papel en la edificación de sus naciones».
En la mente de todos están, este año, los cristianos de Siria, pero también los de Iraq, acostumbrados a vivir Navidades muy difíciles.
Estos días, la Iglesia invita a que las familias cristianas acojan a quienes están solos, y también se organizan fiestas en las iglesias. Sienten la Navidad como «la mayor fiesta del año», y «todos irradian alegría». «Aquí la Navidad se celebra mucho mejor que en Europa, donde existe la esclavitud de los regalos y el ambiente externo. 
Aquí.... es más fácil tener una comprensión espiritual de la Navidad»,(2)


Monseñor Ibrahim Salaméh Karam
Exarca Apostólico Greco Melkita Católico de Argentina




(1)Navidad en Oriente Medio por Esther Shabot Askenazi
(2)http://www.buenanueva.es/a-pesar-de-todos-los-problemas-tambien-es-navidad-en-oriente-medi/