miércoles, 19 de agosto de 2020

Madres del desierto

Con la expresión Madres del desierto o "ammas del desierto" se conoce a las primeras mujeres del cristianismo primitivo que decidieron llevar, en el desierto, una forma de vida ascética, propia de ermitañasanacoretas y monjas, similar a la forma de vida que adoptaron los Padres del Desierto. En los apotegmas que escribieron los padres, hay referencias a las ammas y a los apotegmas que algunas de ellas escribieron. Se sabe que hubo mujeres que practicaron la vida anacorética. Algunas veces tuvieron que hacerlo vestidas como los hombres. Ѕаrа, Sinclética de Alejandría у Теоdоrа, а quіеnеѕ ѕе lеѕ аtrіbuуеn арорhthеgmаtа, no ocultaron su identidad femenina.

La vida de las ammas fue recogida por los autores de la antigüedad cristiana. Uno de estos autores, Paladio de Galacia, explicó en su obra Historia Lausiaca, el significado de la palabra Abba (“padre espiritual”) y Amma (madre espiritual) y en ambos casos significa "lleno del Espíritu Santo". Ahora bien, el término Amma debía sеr арlісаdо а lаѕ muјеrеѕ dе mауоr реrfессіón аѕсétіса.3
Еn rеfеrеnсіа аl mоnасаtо fеmеnіnо Раlаdіо mеnсіоnó еn еl рrólоgо quе dеѕсrіbіríа lаѕ оbrаѕ dе lоѕ vіrtuоѕоѕ аѕсеtаѕ quе vіvіеrоn еn еl dеѕіеrtо у аѕí mіѕmо ехрlісó quе tаmbіén еvосаríа lоѕ rесuеrdоѕ dе muјеrеѕ аnсіаnаѕ у “mаdrеѕ” ејеmрlаrеѕ quе роѕеídаѕ роr lа fuеrzа dе Dіоѕ, luсhаrоn соn еѕрírіtu vаrоnіl. Раlаdіо hіzо аluѕіón а quе еѕtаѕ muјеrеѕ еrаn un ејеmрlо раrа аquеllаѕ оtrаѕ quе quеríаn ѕеguіr еl саmіnо dе lа саѕtіdаd у dе lа іnосеnсіа, у роr еllо rеmаrсó еn lаѕ рrіmеrаѕ еѕtе рrіnсіріо аѕсétісо.
Existen investigaciones basadas en documentación papirológica que refieren al término «Amma»:
Lоѕ раріrоѕ dеmuеѕtrаn quе lа muјеr quе роrtаbа еѕtа dеnоmіnасіón tеníа un саrgо dеntrо dе lа јеrаrquíа mоnáѕtіса, о bіеn а nіvеl аdmіnіѕtrаtіvо, ѕіеndо lа ѕuреrіоrа dе lа іnѕtіtuсіón, о bіеn а nіvеl еѕріrіtuаl, ѕіеndо соnѕіdеrаdа un mоdеlо dе vіdа аѕсétіса. Ѕе trаtаbа рuеѕ dе unа “mаdrе еѕріrіtuаl”. Ἄμμα fuе un еmрlеаdо еn еl аmbіеntе mоnáѕtісо соmо un títulо hоnоrífісо dе rеѕреtо аdmіnіѕtrаtіvо у/о dе аltо grаdо аѕсétісо еquіvаlеntе а lоѕ títulоѕ Ἄπα у Ἄββα quе dеѕіgnаbаn а un hоmbrе соn еѕtаѕ mіѕmаѕ соndісіоnеs.4
María J. Albarrán Martínez

Isabel Pérez de Tudela argumenta que el ideal mariano es un espejo que refleja, para las religiosas, el modelo a imitar. Por ello, desde los primeros siglos del cristianismo algunas mujeres, por su condición de guías espirituales, están entre los padres de la Iglesia. Son las llamadas "madres del desierto".5

martes, 4 de agosto de 2020

Día del Párroco

El 4 de agosto la Iglesia celebra a San Juan María Vianney, más conocido  como el Santo Cura de Ars,  santo patrono de los párrocos y sacerdotes.

El Santo Cura de Ars se caracterizó por su tenacidad para atraer hacia Jesús al pueblo que Dios había elegido para que Vianney evangelizara. Dotado de una sencillez y profunda espiritualidad, no tenía miedo de mezclarse con la gente. Era, al decir del Papa Francisco, “un pastor con olor a oveja.”

En efecto, Vianney llegó a Ars en un momento en donde, a la llegada del santo, sólo quedaban algunos cristianos, quienes vivían una religiosidad muy superficial y banal. Muchos de los pueblerinos participaban de los cabarets, y lo atacaban constantemente. Pero, debido a su firme fe, los habitantes de Ars terminaron participando de la misa diaria. Luego, su fama de confesor se extendió hasta otros pueblos y países, de donde arribaban para confesarse con él.

Su predicación y su humildad lograban generar el arrepentimiento de sus fieles. De hecho, confesaba durante dieciséis y dieciocho horas por día, comiendo y descansando poco.
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El Santo Cura de Ars es el modelo de párroco, modelo de pastor, guía y confesor, ya que la misión pastoral del párroco es la de ser cercano a sus hijos para guiarlos hacia Cristo a través del anuncio de la Palabra de Dios; de la Eucaristía, procurando que esta sea el centro de la vida parroquial; de la escucha amorosa y misericordiosa en el sacramento de la Reconciliación; debe ser catequista de sus fieles, formándolos con la pedagogía divina para adentrarlos al misterio de la vida trinitaria y así, construir y edificar la vida comunitaria donde prevalezca el amor. 

Pero, también, la comunidad debe acompañar al párroco con la cercanía y la calidez de hijos, de hermanos, de amigos. Bien dice el Papa Francisco: “Sostengan a sus sacerdotes con la proximidad y el afecto.”
A veces, la comunidad parroquial no se da cuenta que nuestros párrocos están lejos de sus familias, de su cansancio y, también, de su soledad. El Papa lo expresa así: “La soledad no hace bien.”

Es por ello, que el Santo Padre nos pide que les brindemos nuestra amistad y de esta manera, expresarles nuestro cariño y agradecimiento por su entrega y por el bien invaluable que hacen a la parroquia.

Así que, este 4 de agosto cuando saludemos a nuestro párroco por su día, digámosle desde el corazón y con un sentido pleno de gratitud: Gracias, gracias por ser nuestro padre, nuestro hermano, nuestro amigo.

                                                 ¡Feliz día del Párroco!

María José Molina
Catequista
Catedral Exarcal San Jorge
Córdoba

Inquietudes de un Sacerdote


Señor, ¿Por qué me has dicho que amase a todos mis hermanos, los  hombres?
Yo estaba Señor tan tranquilo, había organizado mi vida, me encontraba a gusto, solo, yo estaba de acuerdo conmigo mismo.
Al abrigo del viento, la lluvia y el  fango.

Encerrado en mí torre, limpio y puro por siempre yo habría estado.
La soledad, compañera en el rudo   camino, me indicaba otros valores, otras huellas.
Pero en mi fortaleza, Señor, Tú has abierto una grieta.
Tú me has forzado a entreabrir mi puerta….y , como una ráfaga de lluvia en pleno rostro , el grito de los hombres me ha interpelado; y yo ,  incauto de mí, he dejado entreabierto mi puerta.

¡Y ahora Señor qué hago¡
Afuera los hombres me espiaban . Yo no sabía que estuvieran tan cerca.
Apenas entreabrí los vi a todos, con la mano extendida, con el alma extendida, pidiendo como
los más pobres.
Y los primeros entraron a mi casa. Sí , había un poco de sitio
en mi corazón.
Yo los recibí: los curaría ,
los ayudaría.
¡Ah mis ovejitas , mi pequeño    rebaño…..!

Con ello tú quedarías contento de mí, orgulloso servidor digno….Sí todo era razonable. Pero a los otros , Señor yo no los había visto , eran más numerosos , más  miserables , entraron sin llamar
y hubo que apretarse para
hacerles un lugar…

Pero luego siguieron viniendo de todas partes innumerables; y éstos venían cargados con maletas de  injusticias , paquetes de rencor y pecado , baúles de odio y  sufrimiento…

¡Oh , Señor , que absorbentes son!!
Además tienen hambre,
me devoran.
Y ya no sé qué hacer: siguen
empujando la puerta que se abre más y más.
¡Mira Señor mi puerta abierta de par en par
¡No puede más , esto ya no es vida!!!
¿Y mi situación?
¿Y mi tranquilidad?
¡ Y mi libertad?
¿Y yo?
Ah, Señor!!!... yo ni me pertenezco. En mi alma ya no hay un rincón para mí….


   Adaptación. María Inés Dahbar
Catedral San Jorge.  Córdoba.
Fuente. Consejo Nacional de Acción Católica.

Publicado en la Revista Allah Mahabba, Año XVII N° 50, Diciembre 2016.Edición impresa.