sábado, 27 de junio de 2020

El Icono de la Virgen


La iglesia de San Alfonso en el Esquilino[1] es un importante centro de la espiritualidad cristiana, que custodia un antiguo icono, venerado bajo el título de Virgen del Perpetuo Socorro.

Cuenta la tradición que el cuadro fue robado en la isla de Creta por un mercader que lo llevó en barco a Roma en el Siglo XV.  Durante el viaje un fuerte temporal puso en peligro la vida de los pasajeros y gracias a la intervención dela Virgen del Perpetuo Socorro, todos lograron salvarse.  Poco antes de morir, el mercader confió el icono a un amigo, para que lo llevara a una iglesia de Roma. 

Pero el amigo dejó la imagen en su casa, y solo cuando murió, después que la Virgen se le apareció en sueños a su hijita, expresando el deseo de ser llevada a una iglesia ubicada entre las basílicas de Santa María Mayor y San Juan de Letrán, su esposa entregó el icono a la iglesia de San Mateo, de los Padres Agustinos.

Durante tres siglos el icono suscitó la devoción de los fieles de Roma, pero después de la destrucción de la iglesia en 1798 por las tropas de Napoleón fue trasladado primero a la iglesia de San Eusebio y después a la iglesia de Santa María en Postérula, quedando olvidado cerca de 70 años.
Posteriormente Pio IX encargó la difusión de la devoción de la Virgen del Perpetuo Socorro.

MENSAJE DEL ICONO
El cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro es un Icono (del griego, eikon: imagen), por lo tanto no es una simple reproducción de un santo, sino una representación que hace presente en forma espiritual los personajes representados.  Así, rezando delante del Icono, pintado según específicas normas técnicas y teológicas podemos profundizar nuestro conocimiento del misterio de Cristo, de la Virgen y de los ángeles  y entrar en contacto espiritual con ellos.

El Icono del Perpetuo Socorro pertenece al tipo de iconos llamados Virgen de la Pasión y representa a la Virgen con el niño, cortejados por dos Arcángeles que tienen los instrumentos de la Pasión del Señor, mientras que el Niño aparece aferrado a la mano de la madre y del pie, se le suelta una sandalia que deja ver su planta. Las letras griegas, que están en el Icono indican los nombres de las cuatro figuras: Jesucristo, Madre de Dios, Arcángel Gabriel y Arcángel Miguel.

El anónimo artista del Icono del Perpetuo Socorro, parece que quiso representar la angustia de Cristo, que contemplando su futura Pasión, representada en los símbolos de los Arcángeles, pierde, debido al brusco movimiento una sandalia.  Estos elementos de la composición revelan la realidad del sufrimiento de la Pasión de Cristo. Sin embargo, en el cuadro se evidencia también el triunfo de Cristo sobre el sufrimiento y sobre la muerte, como lo muestra el fondo dorado (símbolo de la Resurrección) y la forma como los Arcángeles tienen los instrumentos de la Pasión. En efecto, más que una amenaza de destrucción, los instrumentos aparecen como trofeos de victoria, tomados del Calvario la mañana de Pascua. Se puede afirmar que el misterio principal del Icono es el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

El punto central del cuadro está en el encuentro de la mano de la Madre con las manos del Niño.  La mano derecha de la Madre acoge al Hijo, subrayando así la humanidad de Cristo.
Por otra parte, la realidad de la Encarnación se ve también en el hecho que el Niño muestra la planta del pie y en el aferrarse a la Madre, como buscando el consuelo de María.  La mano de la Virgen, muestra al mismo tiempo al Hijo de Dios, poniendo de relieve la naturaleza divina de Jesús. 

María, por lo tanto, es representada como la Hodigitria [2], es decir, la que nos guía hacia el Redentor, hacia el que es “el Camino, la Verdad y la Vida.” Ella es nuestro Socorro, que intercede por nosotros delante de su Hijo, que ha sacrificado su vida por nosotros en la cruz en el Calvario. La estrella en la frente de la Virgen subraya, precisamente el importante rol que ella tiene en el plan de nuestra salvación como Madre de Dios y de la entera humanidad. Contemplando el Icono del Perpetuo Socorro, así como es, lleno de sugerencias para la meditación, podemos captar el Misterio de Cristo y profundizar nuestra relación con El bajo la guía de la Madre del Redentor.

Material aportado por la Prof. Virginia Massud

Fuente bibliográfica:
Santuario de la Virgen del Perpetuo Socorro en Roma
Icono de la Virgen expuesto en el Santuario
Original griego del siglo XIV

Publicado Revista Allah Mahabba N° 45. Año XV. Marzo 2015. Versión impresa


[1] El Esquilino (lat. Esquiliae o, más tarde, Mons Esquilinus) es una de las siete colinas de la Antigua Roma.

[2] El nombre de Hodigitria se remonta probablemente a una imagen de la Virgen del monasterio "ton dodegon" (la que indica el camino), de Constantinopla, donde fueron atribuidos numerosos milagros al icono original.
Tal vez también quepa buscar el significado de ese nombre en el texto del himno Akatistos: "Que se salude a los hombres que indican el camino a los hombres que caminan por las sombras". Y también, al versículo 6 de Juan, 14, que dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".

sábado, 20 de junio de 2020

El Ecumenismo como obra del Espíritu Santo

La Página católica: http://es.catholic.net nos brinda una definición sobre el término “Ecumenismo”:



“Por Ecumenismo se entiende el movimiento surgido, por la gracia del Espíritu Santo, para restablecer la unidad de todos los cristianos. Participan en él los que invocan al Dios Uno y Trino y confiesan que Jesús es el Señor y Salvador. Casi todos, aunque de distinta manera, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible. El Movimiento Ecuménico comenzó oficialmente con el Congreso Misionero de Edimburgo (Escocia) en 1910. Surgió en un ambiente protestante y en un contexto misionero, por la necesidad de presentar un frente unido en los países paganos” 

Realmente hay que reconocer que la “división de los cristianos” en el mundo, es… ¡un escándalo!, para los hombres de buena voluntad, a los que Dios llama a la conversión (cf. Mt 28,19-20; Mc 16,15-18).

Jesucristo, el Verbo Encarnado, en la Última Cena, oró a su Padre por la unidad de los cristianos:

No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.  Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí (Jn 17,20-23).

Sin embargo, los cristianos, por sus intereses personales, por sus caprichos, se dividieron, formando iglesias nacionales o particulares, desprendiéndose de la Iglesia Católica fundada por Jesucristo durante su vida terrena.

“La Iglesia Católica considera la separación de los ortodoxos y los protestantes como una herida profunda infligida a la Iglesia de Cristo. Por lo que al mismo tiempo que las iglesias protestantes, inicia un movimiento a favor de la unidad de los cristianos” 

"Oración por la unidad de los cristianos"

“Padre lleno de bondad, te damos gracias por amarnos tanto hasta darnos a Jesús, tu primogénito; por Él, venimos ante ti a rogarte que en este año Santo nos impulses por medio de tu Espíritu a vivir el valor de la unidad, como verdaderos hijos tuyos.

Señor todopoderoso te pedimos que todos los cristianos encontremos en Jesús el vínculo de unión y amor, que nos haga más hermanos, olvidando las diferencias y así reine la paz y el perdón en toda la humanidad.

Dios eterno, ayúdanos a que en esta celebración del 2000 aniversario de Jesucristo, podamos ofrecerle un mundo mejor para gloria suya.

Que todos seamos uno, como Tú y Cristo son uno. Amén”.



En mi experiencia de doce años de misión en Medio Oriente –Egipto, Palestina y Jordania- he comprobado como los fieles cristianos –católicos y ortodoxos- conviven en armonía unos con otros (cf. Col 2,5). Para ellos, no hay diferencia, se saben todos cristianos, hijos de Dios Padre y hermanos del Verbo Encarnado.

Contraen matrimonios mixtos y tanto el esposo como la esposa (cf. 1º Cor 7,16)  participan de las celebraciones litúrgicas de una u otra iglesia particular.

Los fieles cristianos en Medio Oriente viven la fe en Jesucristo, comprometiéndose con su prójimo, tratándolo como hermano.


Juan Pablo Montes Michnowicz
Nazareno, Misionero Laico

Parroquia católica Melkita del Perpetuo Socorro
Buenos Aires 


Referencias:
(http://es.catholic.net/op/articulos/18729/cat/697/que-es-el-ecumenismo.html#modal).

viernes, 19 de junio de 2020

A pesar de las dificultades, el ecumenismo sigue vivo

Tenemos ante nosotros una tarea que tiene más sentido que nunca: mantener viva la llama de uno de los dones más grandes que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia en los últimos tiempos: la llamada a trabajar por la unidad y a vivir en la unidad de Cristo.


Así, con la mirada puesta en el futuro, debemos acordar unas líneas de acción encaminadas a recuperar el diálogo.
Entre ellas,  destacar, poniendo de relieve, las coincidencias. Quedó a la vista de todos que:
  • los cristianos defendemos la vida, en las marchas provida, 
  • a través del trabajo social con los más necesitados, 
  • en la caridad,
  • manteniendo viva la vocación ecuménica; 
  • cuidando a través de la formación, la preparación de las generaciones venideras 
  • insistiendo en todo tiempo en la  fuerza y el poder de la oración.
A pesar de las dificultades, el ecumenismo sigue vivo mientras en el corazón de cada cristiano siga vivo el Cristo de la Amistad, el Cristo del AMOR.

Los Santos como testigos, nos preceden y proyectan sobre nosotros la luz de la vida nueva y la plenitud de unidad de Cristo, ellos vivieron, caminaron y predicaron a todos, como dice la Santa Biblia, sin distinción de origen, etnia o credo.

Nuestro Papa es muy claro cuando dice : “La unidad de los cristianos no implica un ecumenismo de ‘marcha atrás’ en virtud del cual se deba renegar de la propia historia de fe”

El Santo Padre recordó los diferentes encuentros ecuménicos a los que asistió, tanto en Roma como fuera de Italia y afirmó que “cada una de estas reuniones ha sido una fuente de consuelo al constatar que el deseo de comunión permanece vivo con intensidad”.
“La unidad de los cristianos es un requisito esencial de nuestra fe" –subrayó Francisco–. Un requisito que fluye desde el fondo de nuestro ser como creyentes en Jesucristo. 


"Llamamos a la unidad porque invocamos a Cristo. Queremos vivir la unidad porque queremos seguir a Cristo, vivir su amor, gozar del misterio de su unidad con el Padre, que es la esencia del amor divino”.

El Obispo de Roma recordó el carácter divino del camino ecuménico, ya que “la unidad no es el resultado de nuestros esfuerzos humanos, o el producto de la diplomacia eclesiástica, sino que es un don del cielo”

Según explicó, “no somos capaces de llegar a la unidad por nosotros mismos, ni tampoco podemos decidir sobre la forma y los tiempos” en que se producirá dicha unidad.

¿Cuál es, por lo tanto, nuestro rol? –se preguntó–. 
¿Qué es lo que debemos hacer para promover la unidad de los cristianos? 
"Nuestra tarea consiste en acoger nuestro don y hacerlo visible a todos”.
“Desde este punto de vista –continuó–, la unidad, es un camino con sus retrasos y sus aceleraciones, e incluso con sus pausas. La unidad, como todo camino, requiere paciencia, tenacidad, esfuerzo y compromiso. No elimina los conflictos ni los contrastes, de hecho, muchas veces puede dar lugar a nuevos malentendidos”.

“Debemos proseguir: no con el ímpetu de correr adelante para ganar metas deseadas, sino caminando juntos con paciencia, bajo la mirada de Dios”

¿Que podemos agregar , cuando nuestro Pastor es tan claro?. 
Solo queda poner en practica un espíritu de comunión fraterna . 

Con la ayuda de Dios esperamos un futuro orientado a la superación plena de las divergencias en camino a una concreta y visible unidad.

El Espíritu de amor nos empuja por los senderos de la caridad. Como cristianos, católicos o no, estamos llamados sobre todo a amarnos intensamente, con verdadero corazón, los unos a los otros. Asimismo, estamos llamados a aliviar juntos las miserias de los necesitados, a aliviar los sufrimientos de tantos hermanos oprimidos a causa de la fe en Jesús, que nos invitan a alcanzar una siempre más concreta y visible unidad entre nosotros.

No nos olvidemos de la oración, para que no sean los proyectos humanos los que indiquen el camino  sino el Espíritu Santo: Sólo Él abre la vía e ilumina los pasos por realizar. 

Caminando juntos con paciencia, invitar a muchos hermanos y hermanas en la fe, creciendo como comunidad de discípulos que oran, aman y anuncian, que se profundiza, conociendo y amando juntos al Señor Jesucristo.

Sonia Attara 
Catequista
Parroquia Católica San Jorge
Rosario

jueves, 18 de junio de 2020

COMO CONSTRUIR UNA UTOPÍA

Revista Paz y Bien: COMO CONSTRUIR UNA UTOPÍA:

Una utopía, largamente soñada y construida con la participación no sólo de numerosas personas, sino de tantas generaciones en el decurso de los siglos, no puede improvisarse.

.....Una de las bases fundamentales es que el Dios de la Biblia siempre trabajó con la utopía de todo un pueblo y de toda la humanidad a través de la historia. La perspectiva tiene que ser universal, sin excluir ninguna cultura, ninguna religión, ninguna oveja del rebaño. Su pueblo tiene que extenderse por toda la olkoumene en una verdadera y amplia  visón ecuménica.1



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1Ecumenismo es la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos, es decir, la unidad de las distintas confesiones religiosas cristianas«históricas», separadas desde los grandes cismas. Del griego antiguo «οἰκουμένη» (oikoumenē, aunque se pronuncia (en griego moderno) ikuméni, “tierra habitada”). Si bien el término «oikoumenē» se utilizó desde los tiempos del Imperio Romano para expresar la totalidad de las tierras conquistadas, el mundo como unidad, en la actualidad la palabra «ecumenismo» tiene una significación eminentemente religiosa, y es usada para aludir a los movimientos existentes en el seno del cristianismo cuyo propósito consiste en la unificación de las distintas denominaciones cristianas que se hallan separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de práctica.
El ecumenismo es diferente del diálogo interreligioso; este último consiste en la búsqueda de cooperación entre diferentes religiones (tanto las religiones abrahámicas —judaísmo, cristianismo e islam— como otras).

miércoles, 17 de junio de 2020

Ecumenismo: tendiendo puentes, derribando muros.


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Mucho se escucha hablar sobre el ecumenismo. ¿Pero, qué es el ecumenismo?
El Decreto Conciliar sobre el Ecumenismo, Unitates Redintegratio (Concilio Vaticano II), lo define así: “Por movimiento ecuménico se entiende el conjunto de actividades y empresas que, conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos.” Es decir, el ecumenismo es un movimiento que surge por gracia del Espíritu Santo, para restaurar la unidad de los cristianos que invocan al Dios Uno y Trino y confiesan que Jesús es el señor y Salvador.

Para esto, se deben llevar a cabo las siguientes acciones: en primer lugar, eliminar las palabras, juicios y actos que no sean conformes a la condición de los hermanos separados, o que pueden dificultar las relaciones con ellos. En segundo lugar, entablar un diálogo entre peritos y técnicos en las reuniones de las diversas Iglesias y Comunidades, celebradas en espíritu religioso, exponiendo y presentando la doctrina de su comunión y sus características, para adquirir un auténtico conocimiento y un justo aprecio  de la doctrina y de ambas comuniones; en tercer lugar, conseguir una amplia colaboración con verdadera conciencia cristiana en el orden del bien común, participando en la oración unánime, para, finalmente, examinar con fidelidad a Cristo con relación a la Iglesia y, emprender la obra de renovación y reforma.

El movimiento ecuménico tiene más de un siglo de existencia y nace como respuesta a la división de los cristianos en distintas Iglesias y Confesiones, división que contradice la voluntad de Jesucristo, empobreciendo  la obra evangelizadora. Es de total relevancia la unidad y plena comunión de los discípulos de Jesucristo, que anhela que “todos seamos uno” (Jn 17, 21-23).

De aquí, surge la necesidad de un ecumenismo espiritual. Se trata de sensibilizar al pueblo a la oración, al trabajo y al servicio para lograr la unidad de los cristianos a través de una conversión genuina del corazón, y así, promover  y realizar la unión de los cristianos, llevando una vida más pura, según el Evangelio. Por esta razón, es necesario profundizar en la oración, el conocimiento mutuo, la formación y la cooperación entre cristianos.

Cuando hablamos de unidad, el Papa Francisco nos recuerda que esta “no es el resultado de nuestros esfuerzos humanos, o el  producto  de la diplomacia eclesiástica, sino que es un don del Cielo.” Y continúa diciendo: “Desde este punto de vista, la unidad, antes que una meta, es un camino con su propia hoja de ruta y su ritmo”, y añade que “requiere paciencia, tenacidad, esfuerzo y compromiso.”
Sin embargo,  también advierte contra aquellos que no tienen una auténtica disposición a seguir ese camino, ya que la unidad sólo puede ser recibida por aquellos que deciden avanzar hacia una meta que hoy nos parece muy lejana.

Por ello, en sintonía con la Unitates Redintegratio , nos manifiesta que la cooperación, el diálogo y la oración conjunta es el vínculo que puede unir a todos los cristianos, porque son signos de un real ecumenismo.

Todas las diferencias teológicas y eclesiológicas que ha dividido a los cristianos se superarán a lo largo de este caminar. No sabemos cómo ni cuándo, pero sucederá según el Espíritu Santo nos quiera sugerir por el bien de la Iglesia.

Finalmente, el Papa aclara que la “unidad nos es uniformidad”, es decir, no se trata de suprimir la diversidad de tradiciones teológicas, litúrgicas, espirituales y canónicas, sino de respetarla, superar las diferencias para poder hacer posible la unidad que Dios nos pide. 
“La comunidad cristiana, con su pluralidad, está llamada no a competir, sino a colaborar.”


María José Molina
Catequista
Catedral Exarcal, Córdoba.