sábado, 26 de diciembre de 2020

Para los padres de catequesis

 La herencia del Señor son los hijos, recompensa el fruto de las entrañas…Salmo 127, 3.

La educación en la fe por parte de los padres es deseable que comience desde la más tierna infancia. Esta educación se hace cuando los miembros de la familia se ayudan para crecer en la fe mediante el testimonio de una vida cristiana de acuerdo con el Evangelio.
La responsabilidad de la familia es la de ser comunidad de vida y de amor: custodiando, revelando y comunicando el amor. Se trata del mismo amor de Dios cuyos intérpretes en la transmisión de la vida y en su educación,  según el designio de Dios son los padres. Así, el amor, es bienvenida, acogida, entrega.
En la familia, cada uno puede ser reconocido, respetado y honrado por ser persona. La familia está llamada a esto, a lo largo de la vida: es el ámbito donde de modo adecuado, nos sentimos protegidos contra múltiples asechanzas.
Como iglesia doméstica, la familia está llamada a anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la vida mediante gestos y expresiones concretas, los padres inician a sus hijos en la auténtica libertad: cultivando el respeto por el otro el sentido de la justicia, el diálogo, el servicio generoso, la solidaridad y demás valores que ayudan a vivir la vida como un don.
La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanza de la fe.
Haciendo una pequeña reflexión sobre nuestro acontecer en esta vida pareciera que el único aspecto verdaderamente transitorio de la misma es lo que tiene como posibilidad de llegar a concretarse y que en un momento dado se efectiviza: se hace realidad, se guarda y se entrega al pasado, de donde se rescata y preserva de la transitoriedad.
Normalmente, pasamos por alto el fruto ya ganado del pasado de donde recuperamos todas nuestras acciones, nuestros goces, nuestra sabiduría, nuestro sufrimiento. Nada puede deshacerse y nada puede volverse a hacer.
¡Qué hermoso será entonces poder conservar en nuestros recuerdos acuñados el haber podido y deseado profundamente acompañar a nuestros hijos en el crecimiento de la fe!
Será humanamente, nuestro pequeño gran tesoro guardado, en el cofre de las acciones paternas y será para nuestros hijos, la enseñanza que iluminará sus vidas, acompasará sus tristezas y resignificará con brillo espiritual los grandes acontecimientos de su vida.
Con una catequesis familiar, padres y catequistas nos organizamos ocupándonos respectivamente: los catequistas de la formación sistemática y de iniciación y los padres de la catequesis ocasional que, da lugar a través de los acontecimientos de la vida familiar, de celebrar la fe en sus hogares y de apoyar, animar y acompañar el proceso de sus hijos a fin de que encarnen lo que aprenden y puedan unir la fe a sus vidas.
La Parroquia, como comunidad eucarística es el corazón de la vida litúrgica de las familias cristianas: es un lugar privilegiado para la catequesis de niños y de padres. Es entonces, bajo este ámbito donde nosotros hacemos una cordial invitación a la reflexión comunitaria y la participación de la vida de iglesia, especialmente en este período en el que sus pequeños recibirán- Dios mediante- los primeros conocimientos acerca de lo que Jesús nos reveló y  nos prometió además de recibir el  Sacramento de la Reconciliación y la Comunión.
Lic. Susana Moreno
Catequista

Referencias bibliográficas

San Juan Pablo II. Encíclica Evangelium Vitae, 25.03.1995
Viktor Frankl. El hombre en busca de sentido, 1946 1º edic.
Inés Ordoñez de Lanús. Guía del catequista, Ed. Paulinas.
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica.

Revista Allah Mahabba, Año III Numero 7, 2001. Edición impresa.

viernes, 18 de diciembre de 2020

SANTUARIO DE LA VIRGEN MARIA

DEDICADO A NUESTRA SEÑORA DEL MANTARA O DE LA ESPERA, EN MAGHDOUCHÉ (EL LÍBANO)

Son pocos los santuarios dedicados a la Virgen María que tienen raíces bíblicas. Uno de ellos está en el Líbano, y está  dedicado a Nuestra Señora del Mantara o de la Espera, en Maghdouché.    

Durante el tiempo de la Virgen María en la tierra, este lugar que ahora es sagrado, era una cueva, donde María esperó el regreso de Jesús que estaba predicando públicamente en Sidón según la tradición compartida por las iglesias católica maronita y greco-melquita, las dos principales iglesias cristianas de la zona.

El pueblo de Maghdouche está habitado por 5000 melquitas católicos.  Está situado en una colina al sureste de la ciudad bíblica de Sidón, donde Jesús predicó con frecuencia.  

A la entrada del pueblo, hay una torre alta con una estatua de la Virgen en la parte superior. 

Este es el santuario de “Nuestra Señora de Mantara” o “Nuestra Señora de la Espera”. 

RAÍCES BÍBLICAS
El Santuario de Nuestra Señora de  Mantara tiene sus raíces en el Evangelio: San Marcos menciona en el capítulo 7, versículo 24, que Cristo, habiendo dejado Galilea, en Palestina, fue a la región de Tiro y Sidón (Saida ahora) para  predicar las buenas nuevas y sanar a los enfermos. 

En Sidón sana a la hija de la mujer cananea poseída por el demonio: “Mujer, grande es tu fe”. 

San Lucas, por su parte, cita en el capítulo 6:17 que Jesús, después de   elegir a sus doce apóstoles “bajó con ellos y se detuvo en una meseta (Galilea).  Había un gran número de sus discípulos y una gran multitud de gente de la costa de Tiro y de Sidón para    escuchar y para ser sanados de sus    enfermedades“. 

La sagrada tradición cuenta que la Virgen acompañó a su hijo en sus viajes a Tiro y Sidón.. Sin embargo, se sabe que a las mujeres judías no se les permitía entrar en las ciudades paganas. Y como Sidón era una ciudad cananea, por lo tanto pagana, la Virgen María esperó a su hijo en esta cueva en Maghdouché, porque la calzada romana que cruzaba la costa libanesa a Jerusalén, pasaba por el pueblo. 

Aquí ella esperó en oración y meditación, de ahí el nombre de Nuestra Señora de “la espera” – al Mantara.
Por lo tanto no se trata de una espera por el embarazo como otras advocaciones referidas a la Espera. 

LOS PRIMEROS CRISTIANOS TRANSFORMARON A LA CUEVA EN UN LUGAR DE CULTO Y PEREGRINACIÓN

La Emperatriz Helena alrededor de 326 DC envió un icono de la Virgen y de Jesús como un regalo de la realeza bizantina 

Se dice que había sido pintado por el  mismo San Lucas, y también construyó una torre en el sitio. Más tarde, los cristianos de Maghdouche huyeron de la persecución a los pueblos de Zahle y Zouk, ocultando cuidadosamente la entrada de la gruta con piedras antiguas y vides. 

Después de los tiempos difíciles experimentados por esta región, la cueva quedó en el olvido, pero fue redescubierto por una feliz coincidencia, en 1721, la época del obispo Eftemios Saïfi, Obispo Católico Melkita de Saida, que hizo restaurar la cueva. 

La historia del re descubrimiento de la cueva cuenta el siguiente hecho: un  pastor estuvo días alrededor de la cueva con su rebaño. 

Sentado debajo de una encina, tocaba su flauta. De pronto se oyó a sus cabras  balando alborotadas. Corrió en dirección del grito y  vio a un niño caer en un pozo (este es el agujero que hay en el techo de la cueva sobre el altar). Tomó su cuchillo para limpiar el lugar y encontrar un camino. Y su alegría fue grande cuando descubrió un camino estrecho que conducía a una cueva. Se arrastró para adentro y encontró en el fondo de la  cueva un icono de la Virgen en un altar antiguo. 
Salió muy rápidamente, dejando a su rebaño y se fue a anunciar las buenas nuevas a la gente de Maghdouché.

Multitudes acudieron de inmediato para ver la cueva que había sido abandonada por tanto tiempo, y contemplar el icono de la Virgen.

Entonces sonaron las campanas para anunciar el evento y se organizaban   procesiones en el pueblo. Así, el culto continuó en esta cueva. 

UN LUGAR DE PEREGRINACIÓN
Desde el redescubrimiento, la gruta de la Virgen de Mantara ha estado abierta al público. 
gruta de mantara
http://forosdelavirgen.org/74863/el-santuario-mariano-de-raices-biblicas-en-el-libano-2014-01-29/
Se ha convertido en un importante lugar de peregrinación en el Líbano. 

La cima de la colina adyacente donde antes habían estado Jesús y María en  Sidón es ahora cementerio católico   griego. 

En 1860, la Comunidad greco-melquita  se convirtió en dueña del sitio y transformó la cueva en un santuario digno de la Virgen en 1880. 

A principios de los años sesenta, Mons. Basile Khoury construyó una hermosa capilla hexagonal y una torre de 28 m en la parte superior. 

En la cual erigió una bella estatua de la Virgen María de 28m y medio de alto con Jesús en sus brazos, una obra del artista italiano Pierrotti.

La Virgen de Mantara es la protectora de los niños, por eso muchos bautismos se celebran allí. 

Fuente digital:
http://forosdelavirgen.org/74863/el-santuario-mariano-de-raices-biblicas-en-el-libano-2014-01-29/