martes, 30 de abril de 2024

Oraciones para rezar por la calle


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Michel Quoist (1921-1997) fue un presbítero, teólogo, sociólogo y escritor católico francés. De origen obrero y ordenado sacerdote en 1947, Michel Quoist se doctoró en La Sorbona de París. Su tesis doctoral mereció el premio «Jasen 1954». 
En sus obras, Quoist gustó de presentar el cristianismo como parte de la realidad cotidiana. A través de sus libros de espiritualidad contemporánea inspiró a millones de cristianos en todo el mundo, particularmente a aquellos que, tanto antes como inmediatamente después del Concilio Vaticano II, buscaron relacionar su fe de una manera directa con la vida cotidiana.
Uno de sus libros, Oraciones para rezar por la calle, ya había alcanzado 58 ediciones en habla española en 1990. En 1981, ese solo libro había sido traducido a veinticuatro idiomas. Algunas de esas oraciones fueron incluidas entre las más famosas de la historia.

Señor, he salido a la puerta y fuera había hombres:
Iban, venían, marchaban, corrían.
Las bicis corrían, los coches corrían
los camiones corrían, la calle corría. la ciudad corría.
Corrían para no perder tiempo, corrían en persecución del tiempo
para atrapar el tiempo, para ganar tiempo.

Hasta luego, Señor, excúsame, no tengo tiempo.
Volveré a pasar, no puedo esperar, no tengo tiempo.
Termino esta carta porque no tengo tiempo.
Me hubiera gustado ayudaros pero no tenía tiempo.
Imposible aceptar, me falta tiempo.
No puedo reflexionar, no puedo leer, me veo desbordado, no tengo tiempo.
Me gustaría rezar, pero no tengo tiempo.

Tú comprendes, Señor, no tienen tiempo.
De niños tienen que jugar y no les sobra tiempo; luego... más tarde.
De chiquillos tienen que hacer sus deberes, no tienen tiempo; luego.
En el bachillerato tienen sus clases y tanto trabajo, no tienen tiempo... más tarde.
De jóvenes hacen deporte, no tienen tiempo; más tarde.
Recién casados tienen su casa, tienen que arreglarla, o tienen tiempo... más tarde.
Ya padres de familia tienen sus críos, no tienen tiempo... más tarde.
De mayores enferman y tienen que cuidarse, no tienen tiempo... más tarde.
Ya están agonizando. No tienen... ¡Demasiado tarde!
¡Ya nunca tendrán tiempo!

Así los hombres corren persiguiendo el tiempo, Señor,
pasan sobre la tierra corriendo
apresurados, atropellados
sobrecargados, enloquecidos, desbordados
y no llegan a nada jamás, les falta tiempo,
a pesar de todos su esfuerzos, les falta tiempo,
les llega incluso a faltar un horror de tiempo.

Oh, Señor, Tú has debido equivocarte en tus cálculos,
hay un error general, las horas resultan demasiado cortas
los días se hacen demasiado cortos, las vidas son demasiado cortas.

Y tú, Señor, que estás fuera del tiempo, sonríes al vernos batallar con él.
Tú sabes lo que te haces,
Tú no te equivocas cuando distribuyes el tiempo a los hombres,
Tú das a cada uno el tiempo justo para hacer lo que quieres que haga.
Pero no conviene perder tiempo, malgastar el tiempo
matar el tiempo, pues el tiempo es un regalo que Tú nos haces
pero un regalo fugitivo que no se puede meter en una lata de conservas.

Señor, sí, tengo tiempo, tengo todo el tiempo mío,
todo el que Tú me das, los años de mi vida
los días de mis años, las horas de mis días, todas enteras y mías.

A mí me toca llenarlas, tranquilamente, con calma
pero llenarlas bien enteras, hasta los bordes
para luego ofrecértelas y que de su agua desabrida
Tú hagas un vino generoso como hiciste en Cana para las bodas de los hombres.

Por eso esta noche, Señor,
no te pido el tiempo de hacer esto y aquello y lo de más allá,
te pido solamente la gracia de hacer bien a conciencia lo que 
Tú quieres que haga en el tiempo que Tú me das.


                         Michel Quoist, en “Oraciones para rezar por la calle"

lunes, 22 de abril de 2024

San Jorge y Su Monasterio en Siria

La imagen que aparecía en la contratapa de la Revista Allah Mahabba en su edición impresa en papel, presentaba una panorámica del Convento de San Jorge. El mismo está construido sobre  una quebrada que conducía de Jericó a  Jerusalén en la época de Jesús.
Se dice que por ahí pasó Jesús muchas veces. Y se menciona en la parábola del buen samaritano.
Al principio se trataba sólo de cuevas donde vivían ermitaños.
Su momento más glorioso fue después de la invasión de los persas. En vida de San Jorge de Coziba. Se dice que en esta época también el profeta Elías pasó por ahí. -Todo el mundo pasó por ahí. -Es que era un sitio muy bonito.
El monasterio guarda la tumba de San Jorge y cráneos de monjes martirizados.
Se cree que en las proximidades del lugar,  estaría la cueva de Elías.
 Jorge, se presenta como soldado destacado, entre sus historias fruto de la tradición oral y escrita, que en otras ocasiones ya hemos transcripto para nuestros lectores.
A comienzos del siglo IV, el emperador Diocleciano adoptó ciertas medidas para eliminar del ejército de oriente todo lo referente al cristianismo.
Se publicó en la ciudad de Nicomedia un edicto que ordenaba la demolición de las iglesias y la  expulsión de todos los cristianos de las dignidades y cargos administrativos. Y así poco a poco se fueron  haciendo cada vez más crueles represalias contra éstos, extendiéndose la persecución por toda Asia menor.
En la actualidad, nuestros hermanos de oriente medio ¿no están, acaso, expuestos a los mismos padecimientos por profesar la fe cristiana?
Bien vale, recordar  la reacción de  Jorge, ante aquella situación:
Indignado con esta tiranía, Jorge decidió defender públicamente su religión. Repartió sus bienes entre los pobres, y dio libertad a los pocos esclavos que a su servicio tenía.

Defendió con una valentía poco vista la causa de los perseguidos ante el consejo de dignatarios y jefes militares convocado por Diocleciano, y afirmó a viva voz que su religión era única y verdadera, y que no se podía rendir culto a los ídolos.

Se presentó al emperador y declaró que era cristiano, éste sorprendido intentó convencerlo de adorar a los dioses, prometiéndole grandes distinciones y dignidades; y lo amenazó con durísimas penas si no realizaba ese mandato. Pero el capitán Jorge afirmó que él nunca dejaría de adorar a Cristo. Entonces el emperador le declaró la pena de muerte.
Procesión en honor a San Jorge. Abril 2015
Podemos tomar ejemplo de la vida de San Jorge para fortalecernos y fortalecer a los que nos rodean. Las familias necesitan de nuestro testimonio, la sociedad demanda  auxilio y aportar lo mejor de  nosotros: urge.
Es una tarea cristiana y fundamentalmente humanitaria que solo se lleva adelante con fe y esperanza.

Que en esta celebración del Santo Patrono podamos juntos  reflexionar cuanto de esta realidad encontramos hoy en el mundo, calumnias, injurias, persecución, objeto de burlas, de   comentarios no gratos, muertes     injustas.

No podemos permanecer ajenos o mirar para otro lado, dar testimonio de Cristo hoy y sostener nuestra fe sigue siendo una tarea tan grande  como lo fue para San Jorge.

Dar testimonio de fe no es cosa de santos y de la antigüedad.
El evangelio está vigente: es atemporal y la presencia del  Espíritu Santo nos anima a ser una pequeña luz entre las personas.


Lic. Jorgelina Chale
Catequista

Publicado en la Revista Allah Mahabba. Año XV, N° 45. Edición impresa,  Marzo 2015.