martes, 1 de marzo de 2022

Santa Cuaresma

Palabras de Nuestro Padre Obispo:


En  Oriente  siguiendo  una tradición pagana, solían dedicar un día jueves  que  se  lo  llama  “jueves de los borrachos”  –“al Sakara”-. El motivo  es  porque el viernes naturalmente es de abstinencia, el sábado  día  de los difuntos y el domingo día del Señor.   Entonces  quedó  el jueves  como  la  opción,  antes de iniciar el lunes la Santa Cuaresma.

También en occidente en la lengua francesa se lo llama “Mardi gras” y en el habla inglesa “fat Tuesday” que será traducido el martes graso. Mientras que en América latina ésta práctica no es costumbre o tradición.  En el rito latino, la cuaresma se inicia con el miércoles de ceniza.
Aquí se adoptó una tradición de carnaval, que significa “levantar la carne” de los alimentos.
Los orientales, suelen imponer un régimen de comida y de bebida desde la medianoche hasta el mediodía del día siguiente a partir del lunes.

La Santa Iglesia católica teniendo en consideración los cambios de ritmo de la vida moderna, modificó el régimen de los alimentos, marcando especialmente el significado más bien espiritual de la Gran Cuaresma.

En realidad, lo traducen como la Gran Lucha del alma, contra todas las tentaciones del mundo, tratando de purificar todos los sentidos, que la lengua se acostumbre a alabar al Señor y edificar al prójimo, en vez de calumniar, perjudicar a los hermanos y hermanas. Lo mismo para los ojos, los oídos y demás sentidos.

De ahí, nos damos cuenta, que no entramos en un régimen de comida y de bebida, sino en una lucha espiritual, contra nuestro egoísmo, nuestra inclinación hacia el mal, para estar siempre al servicio del Señor, a través del amor y solidaridad al prójimo.

La oración viene acompañando las obras del espíritu, porque la oración se lleva a la práctica a través de las acciones caritativas hechas con la pureza del corazón, sin omitir que según la medicina actual abstenerse un tiempo de alimentos no tan benéficos, podría ayudar a depurar el organismo de excesos. Al mismo tiempo sentir en nosotros mismos “el hambre” que padece una franja importante de personas en nuestro mundo genera necesariamente una actitud solidaria con los más necesitados.

Así hicieron nuestros ancestros en Antioquía, cuando les llegó la noticia de que sus hermanos cristianos en Palestina padecían penurias, debido a las inclemencias del tiempo.  Se impusieron tres días de ayuno completo para mandar un socorro alimenticio a sus hermanos que padecían hambre.

En ese sentido, la abstinencia dio un resultado esperable y benéfico, acorde a los sentimientos nobles, generosos que expresan en concordancia con sus oraciones elevadas a Dios, repercutiendo positivamente en sus hermanos.

Para terminar, hay que considerar ese tiempo de la Santa Cuaresma como tiempo de gracia y de oportunidad que el Señor nos otorga para volver a la Buena Senda, corrigiendo actitudes que cambiadas fortalecen el espíritu en contra de las tendencias mundanas dominadas por fuerzas adversas a Dios y a los seres humanos y aumentando al mismo tiempo y a pesar de nuestras caídas, nuestra estima espiritual.

Es tiempo para tomar conciencia de que nuestras relaciones humanas no deben ser regidas permanentemente por intereses materiales, lucrativos, de conveniencias, sino sobre la vida de hermanos que se apoyan mutuamente en encontrar el rostro de Jesús y poder testimoniar a los demás nuestro amor y agradecimiento a la Salvación obrada por nuestro Señor Jesucristo.

Suplico a Dios nuestro Salvador, derrame sobre cada uno de ustedes, una bendición especial para vivir sana y santamente la Gran Cuaresma de Pascua y celebrar juntos la Resurrección de Cristo Jesús al tercer día, diciéndonos mutuamente:

Al Masij Kam!
Cristo Resucitó!
Jristos Anesti!


Mons. Ibrahim Salaméh
Exarca Apostólico