viernes, 15 de marzo de 2024

En Cuaresma, Una Revisión Por Favor

Por Javier Leoz

¿Quién de nosotros, puestos en camino hacia un destino, no nos hemos encontrado con señalizaciones que nos han hecho dudar a la hora de escoger una dirección determinada? 
¿Quién de nosotros, dispuestos hacia un viaje, no se ha dejado seducir y entretener por circunstancias o paisajes que distrajeron nuestra atención o, incluso, alteraron y dislocaron el planteamiento con el que habíamos salido de casa?

1.- La cuaresma, un año más, llama con fuerza a nuestra puerta. En el horizonte se divisa la Pascua y, por si lo hemos olvidado, hemos de recuperar totalmente el brillo en el alma, el testimonio de nuestra fe y avanzar en el conocimiento de Jesús. La Palabra de Dios, certera y dando con dardo preciso en nuestro corazón, nos re-situará y llevará de la superficialidad a la hondura de la Semana Santa. Una revisión, de lo que somos, hacemos, y sentimos como cristianos…no viene mal nunca. Pero, la Pascua, lo merece.

¿Qué sentido tiene la cuaresma? Hoy, así lo creo yo, más que nunca. Vivimos dispersos y, a Dios, en multitud de ocasiones lo relegamos a un segundo plano. Nos falta ser más fieles a la Palabra del Señor y, por si fuera poco, en nuestro interior no siempre reina totalmente Dios. ¿Y aún nos preguntamos para qué y por qué la cuaresma? Nos hemos acostumbrado a crecer hacia arriba, y resulta que lo que ahora necesitamos y echamos en falta son las raíces.

2.- Para disfrutar como cristianos de la Pascua del Señor hay que hacerlo vestidos de fiesta. Y para entrar en la sala de los comensales será necesario pedir y ofrecer el perdón; luchar contra los pequeños aguijones que nos incitan a postrarnos ante dioses de piedra, madera o cartón; arrancarnos toda máscara que empaña nuestro rostro y que el carnaval existente a nuestro alrededor se ha encargado de colocar sobre nuestra forma de ser y de vivir. ¿Y todavía dudamos de si la cuaresma es necesaria? ¡Ya lo creo! El Señor nos quiere seguidores con talla noble y auténtica. Quitémonos las caretas que disimulan nuestra verdadera personalidad. Equipémonos con el manto de la oración y sumerjámonos, durante estos cuarenta días, en la meditación pausada y serena de los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

3.- Si, hermanos, ahora es tiempo de gracia, de salvación, de búsqueda. Es el momento de hacer más recia nuestra fe. En Navidad nos asombraba el amor de Dios en una mísera cuna pero, en Pascua, nos escandalizará y nos conmoverá profundamente como el Señor, entre maderas de nuevo, nos muestra su identidad y lo único que sabe dar: amor.

Convirtámonos. Regresemos de nuestros pequeños feudos e imperios ante Aquel que, apresando su cruz, morirá en ella por salvarnos. ¿Nos damos cuenta que lo hizo, lo hace y lo hará por ti, por mí y por la humanidad? ¡Algo grande tiene nuestra alma cuando, Dios, permite pagar tan alto precio por ella!

¿Y aún decimos que “para qué” la cuaresma? Entre otras cosas porque nos posibilita nuestra vuelta personal y comunitaria hacia el Señor. ¡Revisémonos y convirtámonos al Señor!

https://betania.es/historico/967-ceniza-1-cua/index.htm. Recuperado 21.02.20

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