Se dice que por el siglo IV , Constantino tenía que enfrentar una terrible batalla contra el perseguidor Majencio. La noche anterior al suceso tuvo un sueño en la que vio una cruz luminosa en los aires y escuchó una voz que le dijo: «Con este signo vencerás«. Al empezar la batalla mandó colocar la cruz en varias banderas de los batallones y exclamó: «Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena«.
La victoria fue total, Constantino llegó a ser emperador y dio libertad a los cristianos. Santa Elena, madre del emperador, pidió permiso a su hijo y fue a Jerusalén a buscar la Santa Cruz en la que Cristo murió.
Después de muchas excavaciones encontró tres cruces y no sabían cómo distinguir cuál era de Jesús.
Es así que llevaron a una mujer agonizante, quien al tocar la primera cruz se agravó más con su enfermedad. En la segunda cruz, la enferma se mantuvo igual, pero al tocar el tercer madero, recuperó la salud.
Para evitar el peligro de enfermedades, frecuentes durante el mes de agosto en Constantinopla, se tomó la costumbre de llevar el venerable madero de la Santa Cruz por las calles de la ciudad y en lugares públicos, con el fin de santificarlos.
El día antes de la fiesta, la Madera de la Santa Cruz se trasladó de la sala del Tesoro Imperial y se colocó en el altar de la Gran Iglesia, Santa Sofía.
Desde el 1 de agosto hasta la fiesta de la Dormición de la Santísima Virgen, todos los días había una procesión por las calles de la ciudad y una exposición para la veneración del pueblo.
Via: ACI Prensa
http://www.calendariobizantino.it/calendario-4.1627768800.0.html
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