sábado, 3 de agosto de 2024

Día del Párroco

El 4 de agosto la Iglesia celebra a San Juan María Vianney, más conocido  como el Santo Cura de Ars,  santo patrono de los párrocos y sacerdotes.

El Santo Cura de Ars se caracterizó por su tenacidad para atraer hacia Jesús al pueblo que Dios había elegido para que Vianney evangelizara. Dotado de una sencillez y profunda espiritualidad, no tenía miedo de mezclarse con la gente. Era, al decir del Papa Francisco, “un pastor con olor a oveja.”

En efecto, Vianney llegó a Ars en un momento en donde, a la llegada del santo, sólo quedaban algunos cristianos, quienes vivían una religiosidad muy superficial y banal. Muchos de los pueblerinos participaban de los cabarets, y lo atacaban constantemente. Pero, debido a su firme fe, los habitantes de Ars terminaron participando de la misa diaria. Luego, su fama de confesor se extendió hasta otros pueblos y países, de donde arribaban para confesarse con él.

Su predicación y su humildad lograban generar el arrepentimiento de sus fieles. De hecho, confesaba durante dieciséis y dieciocho horas por día, comiendo y descansando poco.
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El Santo Cura de Ars es el modelo de párroco, modelo de pastor, guía y confesor, ya que la misión pastoral del párroco es la de ser cercano a sus hijos para guiarlos hacia Cristo a través del anuncio de la Palabra de Dios; de la Eucaristía, procurando que esta sea el centro de la vida parroquial; de la escucha amorosa y misericordiosa en el sacramento de la Reconciliación; debe ser catequista de sus fieles, formándolos con la pedagogía divina para adentrarlos al misterio de la vida trinitaria y así, construir y edificar la vida comunitaria donde prevalezca el amor. 

Pero, también, la comunidad debe acompañar al párroco con la cercanía y la calidez de hijos, de hermanos, de amigos. Bien dice el Papa Francisco: “Sostengan a sus sacerdotes con la proximidad y el afecto.”
A veces, la comunidad parroquial no se da cuenta que nuestros párrocos están lejos de sus familias, de su cansancio y, también, de su soledad. El Papa lo expresa así: “La soledad no hace bien.”

Es por ello, que el Santo Padre nos pide que les brindemos nuestra amistad y de esta manera, expresarles nuestro cariño y agradecimiento por su entrega y por el bien invaluable que hacen a la parroquia.

Así que, este 4 de agosto cuando saludemos a nuestro párroco por su día, digámosle desde el corazón y con un sentido pleno de gratitud: Gracias, gracias por ser nuestro padre, nuestro hermano, nuestro amigo.

                                                 ¡Feliz día del Párroco!

María José Molina
Catequista
Catedral Exarcal San Jorge
Córdoba

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