Son
tantas las riquezas que a lo largo de los años vividos hemos podido
reunir, que es bueno hacerlas fructificar en plenitud
y hacerlo en paz…
No tener la pretensión de retener a los demás a nuestro lado.
Gozar pensando que no nos estamos convirtiendo en un freno para sus vidas.
No tener la pretensión de retener a los demás a nuestro lado.
Gozar pensando que no nos estamos convirtiendo en un freno para sus vidas.
Las personas mayores tenemos aún caminos que explorar, situaciones nuevas que vivir, conocimientos nuevos por adquirir, cosas nuevas que hacer, lugares para disfrutar…
Los que formamos parte de la tercera edad, los invito a que tengamos una visión positiva de la vida, con creatividad para resolver los problemas, generosidad para continuar brindando afectos, con capacidad y energía para las pequeñas y grandes cosas.
Todos somos responsables del momento en que vivimos: tanto los jóvenes, como las personas maduras y ancianas. Mientras hay vida, hay un camino que recorrer, un campo que sembrar, y la cosecha le pertenece sólo a Dios.
Es necesario reformular las actitudes con las que nos encontramos con frecuencia, y que se expresan en frases como éstas: “a mi edad yo ya debería estar tranquila, a mi edad todavía tengo que trabajar, a mi edad tengo que seguir pendiente de los demás, a mi edad…a mi edad…”
Dios nos dio inteligencia y habilidades en cada etapa de la vida. Por ello lo que más necesitamos es tener un corazón abierto a todos, inquieto cuando surgen acontecimientos familiares o de otra índole, donde podemos aportar algo de experiencia de vida.
Deberíamos tener en la mira siempre que, las personas mayores suelen padecer limitaciones físicas con mayor o menor grado, y en ocasiones: ausencia de afectos.
Para hacer frente a todo ello, afianzados en una fe constante estaremos fortalecidos en la esperanza que nos acerca al Señor a través del cumplimento de Sus Promesas. Entonces,así como el apóstol Pablo podremos exclamar: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”.
Dentro de estos pensamientos y actitudes positivas les propongo llevar a cabo las que describo a continuación:
ü Cuidar la presentación todos los días.
ü Mantener vivo el amor a la vida.
ü Amar el ejercicio físico.
ü Aceptarnos con dignidad.
ü Hablar de la edad que tenemos con orgullo y respeto.
ü Cultivar el optimismo.
ü Ser útiles a nosotros mismos.
ü Mantener cordiales las relaciones humanas.
ü Trabajar con nuestras manos y con la mente también.
María Inés Dahbar
Córdoba.
*Publicado en la Revista Allah Mahabba N° 46, Agosto 2015. Edición Impresa. Argentina
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