miércoles, 7 de agosto de 2024

La devoción popular del pueblo argentino de un santo que simboliza el pan y el trabajo


San Cayetano es un santo venerado en Argentina, conocido como el Santo de la Providencia y Patrono del pan y del trabajo. 
Nació en 1480 y estudió en la Universidad de Padua, donde obtuvo dos doctorados. Su presencia venerable y bondad le ganaron muchas amistades durante toda su vida.
A los 33 años, San Cayetano fue ordenado sacerdote. En Roma, se unió a una asociación llamada "Del Amor Divino", cuyos miembros se esmeraban por llevar una vida dedicada a ayudar a los pobres y a los enfermos.

Fundación de los Padres Teatinos
A lo largo de la historia de la Iglesia Católica, han existido grupos de hombres y mujeres consagradas que han respondido orgánicamente a situaciones de clamor social, dando origen a Congregaciones religiosas con diferentes presencias y carismas.
San Cayetano tuvo la visión de fundar una comunidad de sacerdotes dedicados a vivir santamente y a inspirar fervor entre los fieles. Así nacieron los Padres Teatinos, cuyo nombre proviene de Teati, la ciudad del obispo superior de la comunidad, Monseñor Caraffa, quien más tarde se convirtiría en el Papa Pablo IV.
 
Vocación Social del Catolicismo Argentino
Carlos Galli destaca que San Cayetano es un símbolo de la vocación social del catolicismo en Argentina. No solo en Argentina, sino en toda América Latina.
"San Juan Pablo II hablaba sobre estructuras de pecado,  la situación de amenaza que viven los más débiles, las injusticias, las postergaciones y sometimientos indignos que sufren, contradicen radicalmente los valores de dignidad personal y de hermandad solidaria. 
Valores que el pueblo latinoamericano lleva en su corazón como imperativos recibidos del Evangelio. De ahí que la religiosidad del pueblo latinoamericano se convierta muchas veces en un clamor de verdadera liberación" (Documento de Puebla, 452).

Devoción y Amor a Nuestro Señor
San Cayetano sentía un inmenso amor por Nuestro Señor, adorándolo especialmente en la Sagrada Hostia en la Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño Jesús.

Muchos lemas y oraciones brindan un mensaje evangelizador que sostiene la esperanza e invita a un compromiso para transformar nuestra historia. Como la esperanza es la virtud del peregrino, necesaria no solo para llegar a a los altares marianos, sino también para seguir caminando por la vida, se le pide a la Virgen en los tiempos más difíciles:
•    "Madre, danos fuerza para seguir" (1995).
•    "Madre, acaricia nuestras heridas, queremos seguir caminando" (2001), en tiempos de crisis y caída del país.
•    "Madre, abrázanos fuerte, queremos un pueblo de pie" (2002), después de superar desastres y dificultades.
(Galli, Seguimos caminando, p. 358).

[1] http://www.san-pablo.com.ar/vidapastoral/?seccion=articulos&id=194
[2] Id.
[3]https://www.aciprensa.com/recurso/3482/biografia-de-san-cayetano


 

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