lunes, 22 de julio de 2024

¿A MI EDAD?

En primer lugar, propongo amar la soledad y hacerla fecunda.
Son tantas las riquezas que a lo largo de los años vividos hemos podido reunir, que es bueno hacerlas fructificar en plenitud y  hacerlo en paz…
No tener la pretensión de retener a los demás a nuestro lado.
Gozar pensando que no nos estamos convirtiendo en un freno para sus vidas.
Las personas mayores tenemos aún caminos que explorar, situaciones nuevas que vivir, conocimientos nuevos por adquirir, cosas nuevas que hacer, lugares para disfrutar…
Los que formamos parte de la  tercera edad,  los invito a que tengamos una visión positiva de la vida, con creatividad para resolver los problemas, generosidad para continuar brindando afectos, con capacidad y energía para las  pequeñas y grandes cosas.
Todos somos responsables del momento en que vivimos: tanto los jóvenes, como las personas maduras y ancianas. Mientras hay vida, hay un camino que recorrer, un campo que sembrar, y la cosecha le pertenece sólo a Dios.
Es necesario reformular las actitudes  con las que nos encontramos con  frecuencia, y que se expresan en  frases como éstas: “a mi edad yo ya debería estar tranquila, a mi edad  todavía tengo que trabajar, a mi edad tengo que seguir pendiente de los  demás, a mi edad…a mi edad…”
Dios nos dio inteligencia y habilidades en cada etapa de la vida. Por ello lo que más necesitamos es tener un corazón abierto a todos, inquieto cuando surgen acontecimientos familiares o de otra índole, donde podemos aportar algo de experiencia de vida.
Deberíamos tener en la mira siempre que, las personas mayores suelen padecer limitaciones físicas con mayor o menor grado, y en ocasiones: ausencia de afectos.
Para hacer frente a todo ello, afianzados en una fe constante estaremos fortalecidos en  la esperanza que nos acerca al Señor a través del cumplimento de Sus Promesas. Entonces,así como el apóstol Pablo podremos exclamar: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”.
Dentro de estos pensamientos y actitudes positivas les propongo llevar  a cabo las que describo a continuación:
ü Cuidar la  presentación todos los días.
ü Mantener vivo el  amor a la vida.
ü Amar el ejercicio físico.
ü Aceptarnos con dignidad.
ü Hablar de la  edad que tenemos con orgullo y respeto.
ü Cultivar el optimismo.
ü Ser útiles a nosotros mismos.
ü Mantener cordiales las relaciones humanas.
ü Trabajar con nuestras manos y con la mente también.
María Inés Dahbar
Córdoba.

*Publicado en la Revista Allah Mahabba N° 46, Agosto 2015. Edición Impresa. Argentina

sábado, 20 de julio de 2024

San Elías: Celebración el 20 de Julio.

En nuestra colectividad muchos llevan el nombre del Profeta, honrando la vida y tratando de imitar sus cualidades.
En oriente varias Iglesias  se erigen en su nombre.
Para recordar presentamos a  continuación  un breve relato de su vida:
Nació en la Transjordanía más o menos, el año 900 antes de Jesucristo. Para aquel entonces ya se había dividido el pueblo elegido en dos reinos, quedando al norte Israel (capital Samaria) y al sur Judá (capital Jerusalén).

Hemos de acudir a las Sagradas Escrituras para conocer lo que le sucedió al profeta cuyo nombre habla mucho de Dios (“Mi Dios es Yahvé” significa “El” y “IA”). Allí, en concreto en 1 Re 17-19-21 y 2 Re 1-2.

Elías cumplía con su misión de profeta  que le había encomendado Dios y unge a Eliseo como su sucesor. Entonces, mientras caminaban, un carro de fuego arrebató a Elías de la tierra y lo subió al cielo.

De Elías, de su forma de ser y de su forma de comportarse, podemos extraer dos buenas conclusiones: llevó una vida contemplativa en intimidad con Dios (“Vive el Señor, en cuya   presencia yo vivo, yo estoy”, en 1 Re 17,1) y una vida apostólica en el que manifestó un celo por la gloria de Dios y la justicia divina muy dignas de tener en cuenta (“Me abraso de celo por el Señor, Dios de los ejércitos”, en 1 Re 19,10).

Podemos dirigirnos a San Elías con la siguiente oración:
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a tu Profeta Elías, nuestro Padre, vivir en tu presencia y arder por el celo de tu gloria, concédenos buscar siempre tu rostro y ser en el mundo testigos de tu amor. Amén.
San Elías, ruega por nosotros.

Lic. Jorgelina Chale
Catequista


*Publicado en la Revista Allah Mahabba. Edición Impresa. N° 46. Año XV, agosto del 2015. Argentina


viernes, 12 de julio de 2024

Las Iglesias católicas orientales

De acuerdo con la Divina Providencia que ha venido sobre varias iglesias fundadas por los apóstoles y sus sucesores en varios lugares, éstas durante el transcurso del tiempo han formado comuniones fortalecidas por un vínculo orgánico. Aunque la unidad de la fe y la unidad de la divinamente establecida Iglesia Universal permanece intacta, esas comuniones tienen sus propias formas, sus propios ritos litúrgicos, y sus propias herencias teológicas y espirituales... Esa diversidad de iglesias locales dirigidas en una maravillosa unidad, prueba la catolicidad de la unidad de la iglesia.

En nuestra Iglesia hay dos grandes familias de ritos, los occidentales y los orientales. Entre los ritos occidentales se encuentran el romano, el milanés o ambrosiano y el visigodo o mozárabe o hispánico. Históricamente se pueden citar más ritos, pero estos son los que están actualmente en uso. 
Los patriarcas católicos visitan Bagdad para reunirse con jóvenes y celebrar a sus mártires
Encuentro de Patriarcas Católicos. 23.11.2018
Y entre los orientales se enumeran cinco: el alejandrino, el antioqueno, el armenio, el caldeo y el constantinopolitano o bizantino. Se puede observar que entre estos ritos se encuentran los de los tres grandes Patriarcados de la antigüedad: el de Alejandría, el de Antioquía y el de Constantinopla.
S.B.Youssef Absi, Patriarca de Antioquìa y Todo Oriente,
Alejandría y Jerusalén para los católicos grecomelquitas
El Código de los Cánones de las Iglesias Orientales (Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium, en adelante CCEO), en el canon 27, las define como “la agrupación de fieles cristianos unidos a la jerarquía, que la suprema autoridad de la Iglesia reconoce expresa o tácitamente como sui iuris”. La expresión "sui iuris"   indica que son iglesias autónomas para legislar de modo independiente respecto a su rito y su disciplina, pero no respecto de los dogmas, que son universales y comunes a todas ellas y garantizan su unidad de fe – formando, esencialmente, una única Iglesia Católica obediente al Santo Padre, el Papa, que a todas preside en la caridad.

Las Iglesias orientales católicas son supervisadas por la Congregación para las Iglesias Orientales . Ésta fue creada en 1862 por el papa Pío IX, inicialmente como parte de la Congregación para la Propagación de la Fe, que supervisaba la actividad misionera, aunque se convirtió en congregación independiente en 1917.

El hecho de que se reconozca una Iglesia sui iuris se debe a que estas Iglesias particulares se engarzan en uno de los cinco ritos orientales. Entendiendo como rito “al patrimonio litúrgico, teológico, espiritual y disciplinar, distinto por la cultura y circunstancias históricas de pueblos, que se expresa en un modo de vivir la fe que es propio de cada una de las Iglesias autónomas”.

Profundas razones históricas llevan a considerar y respetar el patrimonio espiritual de cada una de ellas. Todas ellas son tributarias del patrimonio espiritual de uno de los Patriarcados de la antigüedad, o de otras venerables tradiciones.

En el caso de Armenia, esta nación recibió la fe cristiana antes del siglo III. Y los cristianos de Caldea pueden remontar sus antecedentes en la fe a los Apóstoles. Con el paso de los siglos se formaron esas tradiciones homogéneas que derivaron en la constitución de liturgias propias y Patriarcados autónomos. Aunque hubo cismas y herejías que rompieron la unidad de la Iglesia, hubo cristianos de esas tradiciones que volvieron a la comunión con el Romano Pontífice. Para poder respetar su rico patrimonio espiritual se constituyeron en Iglesias sui iuris.

Después del Concilio Vaticano II se inició una nueva codificación, tanto latina como oriental. En el caso de los orientales el 18 de octubre de 1990, con la Constitución Apostólica Sacri Canones, el Papa Juan Pablo II promulgó el vigente CCEO.

El CCEO, en su canon 1, indica que sus cánones se refieren sólo a las Iglesias católicas orientales. Es una norma paralela a la del Código latino, también en su canon 1º. Y es que, aunque -como es lógico- responde a la misma fe y a la unidad sustancial de la Iglesia de régimen y sacramentos, entre ambas partes hay una variedad que forma parte de la belleza de la iglesia que Cristo fundó. Porque el Señor quiso que en la Iglesia haya unidad, pero no uniformidad.

Es verdaderamente, una gran contribución a la unidad de la Iglesia que orientales y latinos conozcamos nuestras tradiciones y las respetemos y amemos.


Referencias Digitales:
Pedro María Reyes Vizcaíno | Fuente: Catholic.net
https://es.aleteia.org/2016/08/08/sabias-que-la-iglesia-catolica-esta-constituida-por-24-iglesias-autonomas/

lunes, 8 de julio de 2024

Independencia y Vidas consagradas

El 9 de julio de 1816 el Congreso declara la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América. Se aspiraba a una unión americana mayor entre los territorios de América del Sur.

14) Imagenes y Postales de dia de la independencia argentina para ...

Mencionaremos a continuación a personas consagradas, entre los 29 Congresales que firmaron el Acta de la Independencia de 1816 y que, a su vez abrazaron la causa independentista:

Fray Justo de Oro nació en San Juan en 1772. Impulsado por su vocación eclesiástica, realizó estudios en el convento de Santo Domingo en San Juan, y en la Recoleta Dominicana de Santiago de Chile. Cumplió en el Congreso una actuación destacada, antes de desvincularse del Cuerpo Soberano en 1817 a raíz del traslado a Buenos Aires. Es recordada su crítica a la moción de la monarquía incaica, ante lo cual en sesión del día 15 de julio se retiró del recinto argumentando que la temática no podía tratarse sin consultar claramente a los pueblos. También fue el responsable de que el Congreso designara a Santa Rosa de Lima como patrona de la independencia.

José Ignacio Thames nació en San Miguel de Tucumán en 1762. Estudió en la Universidad de Córdoba. Posteriormente fue ordenado sacerdote, estableciéndose en Salta, donde alcanzó el cargo de Canónigo de la Catedral en 1813 por decreto de la Asamblea, en reconocimiento a los servicios prestados a la causa revolucionaria. Fue presidente de la Junta Electoral de Salta.

Antonio Saenz nació en Buenos Aires en 1780. Estudió en el Colegio de San Carlos y luego continuó su formación en la Universidad de Charcas donde realizó estudios eclesiásticos y jurídicos. De regreso a Buenos Aires fue ordenado sacerdote en 1806. En 1806 fue designado defensor de pobres en lo civil y defensor general de los derechos y acciones de la Catedral y del venerable Cabildo Eclesiástico. Integró la Sociedad Patriótica que era dirigida por Bernardo de Monteagudo y fue uno de los redactores del proyecto de Constitución de las Provincias Unidas del Sud. En enero de 1815 llegó a San Miguel de Tucumán con sus compañeros de diputación.

Fray Cayetano José Rodríguez nació en San Pedro, provincia de Buenos Aires, en 1761. Hizo sus primeros estudios en el convento franciscano de Buenos Aires. Se doctoró en la Universidad de Córdoba y fue ordenado sacerdote. Fue el periodista de las Asambleas, el director de los dos Redactores, el de la Asamblea del Año XIII y del Congreso Nacional reunido en Tucumán. Propulsor de la educación, contribuyó con su discípulo Moreno y con su amigo Chorroarín al establecimiento de la Biblioteca Pública, fundada por la Junta y de la que fuera el primer bibliotecario. Después del Congreso, Rodríguez volvió a sus responsabilidades religiosas y públicas.

Pedro Ignacio de Castro Barros nació en 1777 en Chuquis, La Rioja. Estudió en Santiago del Estero y fue pupilo en el Colegio de Monserrat en Córdoba. El 30 de julio de 1800 retomó las sagradas órdenes. Ejerció como profesor en la Universidad de Córdoba de la que fue designado consiliario. Producida la Revolución de Mayo adhirió a ella. Fue de los diputados que llegaron con antelación a la apertura de las sesiones y fue comisionado en gestión ante Güemes para buscar acuerdos con respecto al cambio de jefe del Ejército del Norte ya que las relaciones del caudillo salteño con Rondeau eran de hostilidad.

Miguel Calixto del Corro nació en Córdoba en 1775. Cursó estudios preuniversitarios en el Colegio de Monserrat y en la Universidad de Córdoba se doctoró en teología en 1798. Consagrado sacerdote en 1800, vicario provisor del obispado y canónigo magistral de la Catedral cordobesa.

Manuel Antonio de Acevedo y Torino nació en Salta en 1770. Estudió en Córdoba, en cuya universidad se graduó de doctor en ambos derechos. Fue ordenado sacerdote por el obispo de Tucumán Monseñor Ángel Mariano Moscoso en 1795. Fervoroso partidario de la causa patriota, estuvo con Belgrano en Tucumán, curando heridos, fue canónigo honorario del Cabildo Eclesiástico de Salta y miembro del Venerable Capítulo. Fue uno de los primeros oradores del Congreso en la cronología y en la jerarquía. El 25 de marzo pronunció un discurso en referencia al inicio de las sesiones del Congreso.

José Eusebio Colombres Thames nació en Tucumán en 1778. Realizó sus estudios secundarios y universitarios en Córdoba, donde doctoró en teología en 1803, año en el que también recibió las sagradas escrituras. Fue párroco de Piedra Blanca cuando se realizaron las elecciones para diputados por Catamarca al Congreso de Tucumán. Poco después de declarada la Independencia, Colombres renunció a su representación y regresó a Catamarca. Se lo ha llamado “El vencedor de la miseria en Tucumán”, pues allí fue el propulsor de la industria azucarera que basamentó la economía tucumana.

Pedro Francisco de Uriarte nació en 1758. Hizo sus primeras letras en la escuela franciscana de Santiago del Estero y los de Artes y Teología en Córdoba, donde también fue ordenado sacerdote. En Buenos Aires fue capellán de la famosa Casa de Ejercicios fundada por la beata María Antonia de la Paz y Figueroa, y a fines de 1793 fue destinado al curato de Loreto. Fue elegido diputado por Santiago del Estero ante la Junta e incorporado a la llamada Junta Grande. Devolvió al Cabildo la mitad de los recursos que se habían dado para viáticos por lo que el cuerpo capitular, en acuerdo del 2 de junio de 1812, le dio gracias en nombre del pueblo. La ciudad de Santiago y nueve curatos rurales lo eligieron diputado al Congreso de Tucumán el 3 de octubre de 1815.[1]

Con motivo del bicentenario de nuestra Independencia, los obispos que integran la CEA. recordaron al pueblo argentino,las raíces católicas de nuestra Patria, que la vemos en la participación activa de hombres  como  se citó más arriba.

"Para vivir dignamente en esta casa de familia, que es nuestra patria, debemos cuidarla entre todos de algunos males que la amenazan.

El principal de nuestros males: el desencuentro que no nos deja reconocernos como hermanos. Ese desconocimiento corre el riesgo de convertirse en desprecio del otro…. El desprecio del otro, consecuencia del desencuentro, es causado y corre el riesgo de ir en aumento, por una creciente clausura del hombre a la trascendencia. La verdadera libertad, que crea las condiciones del encuentro entre las personas, conlleva necesariamente la apertura a Dios, como Aquel con quien es posible establecer un verdadero vínculo personal, amoroso y libre, que es la base para iluminar y dar sentido a la vida del hombre, de la familia y de los pueblos"[2]

"¡Cuánto debemos recoger hoy de la sabiduría popular! ¡Cómo nos debilitamos cuando la abandonamos! Pero pedimos también la Sabiduría divina como guía en nuestro camino de Nación. La lectura bíblica del libro de los Proverbios nos presenta poéticamente a la Sabiduría personificada, como la primera creatura de Dios, y hablándonos para que nos hagamos partícipes de la Sabiduría divina. Ella sale a los cruces de los caminos para anunciar su mensaje, llama a la prudencia y a la sensatez, se presenta unida a la sagacidad y a la reflexión, prefiere la verdad, propone la justicia en medio de las sendas de la equidad, como valores más altos que el oro y la plata. Detesta la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa, invita a los soberanos a gobernar y decretar justicia guiados por ella"[3]

"Ahora nos toca a nosotros, los que vivimos en este siglo XXI, asumir el compromiso como ciudadanos de seguir forjando esta noble Nación”.[4]

 


[2] Mons. Andrés Stanovnik (Corrientes)CEA

[3] Mons. Luis Collazuol (Concordia)CEA

[4] Mons. Rodolfo Uriona (Villa de la Concepción del Río Cuarto)CEA

viernes, 5 de julio de 2024

El Papa instituye la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos :: Grecomelquitas

El Papa instituye la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos :: Grecomelquitas

 San Joaquín y Santa Ana – Unpasoaldia.com


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Santo Padre explicó que el objetivo de esta Jornada Mundial es promover el encuentro entre generaciones, de los nietos con los abuelos y de los abuelos con los nietos, para “custodiar las raíces y transmitirlas”.

Señaló que “el Espíritu Santo también hoy suscita en los ancianos pensamientos y palabras de sabiduría. Su voz es preciosa porque canta las alabanzas de Dios y custodia la raíz de los pueblos. Ellos nos recuerdan que la vejez es un don, y que los abuelos son el eslabón de unión entre las diferentes generaciones para transmitir a los jóvenes la experiencia de vida y de fe”.


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