jueves, 1 de septiembre de 2016

Las Puertas Santas: Grecomelquiitas en la Argentina

El comienzo del Año jubilar está siempre marcado solemnemente por la apertura de la Puerta Santa, por el Papa, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Pero en este Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco ha deseado igualmente que haya en cada diócesis una Puerta de la Misericordia, de tal manera que, en todo el mundo, todos puedan vivir ese paso jubilar.

Historia

La tradición de una puerta santa con ocasión de un jubileo se remonta al siglo XV: según la descripción realizada en 1450 por un tal Giovanni Rucellai de Viterbo, fue el Papa Martín V quien, en 1423, abrió por primera vez en la historia la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán. Sus sucesores, en particular el Papa Alejandro VI en 1499, mantuvieron esta tradición y la extendieron a las cuatro basílicas mayores, es decir, además de San Juan de Letrán, las basílicas de San Pedro en el Vaticano, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros.
Antes del jubileo del año 2000, era costumbre que el soberano pontífice abriera la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, después delegaba ese poder a un cardenal para la apertura de las puertas en las otras tres basílicas. El Papa Juan Pablo II rompió con esa tradición procediendo él mismo a la apertura y el cierre de cada una de esas puertas. La de la basílica de San Pedro siempre ha sido la primera que se abre y la última que se cierra.

Simbolismo

En 1975, el ritual de la apertura y cierre de la Puerta Santa fue cambiado para poner de relieve el símbolo de la puerta. En cierto modo, hasta 1975, el rito ponía el acento en el muro  que impedía el acceso a la Puerta Santa en tiempo normal. El rito de apertura consistía, pues, en derribar el muro, lo que subrayaba más intensamente el lado excepcional y jubilar. Así, el simbolismo vinculado al rito utilizaba herramientas de albañilería: el martillo para tirar la pared, la paleta para construir, los ladrillos con inscripciones y las marcas del pontificado, agua bendita para bendecir las piedras y los ladrillos, monedas con la efigie del Soberano Pontífice para permitir la datación de la construcción del muro de la Puerta Santa. La puerta en sí no estaba decorada y consistía tan solo en dos batientes de madera no trabajados.

En Navidad de 1975, el rito del cierre de la Puerta Santa fue modificado. El Papa no utilizó la paleta y los ladrillos para comenzar la reconstrucción, sino que cerró simplemente los batientes de  una puerta de bronce. Aunque el muro que encerraba la puerta del exterior fue reconstruido en el interior de la basílica un poco después, el simbolismo evolucionaba para poner el acento, en adelante, en la puerta y no en la pared.

Una puerta, en la vida diaria, tiene varias funciones, todas adoptadas por el símbolo de la Puerta Santa: marca la separación entre el interior y el exterior, entre el pecado y el orden de la gracia (Mi 7,18-19);permite entrar en un nuevo lugar, en la revelación de la Misericordia y no de la condenación (Mt 9,13); asegura una protección, da la salvación (Jn 10,7).

Jesús dijo: “Yo soy la puerta” (Jn 10, 7). Efectivamente, tan solo hay una puerta que abre de par en par la entrada en la vida de comunión con Dios, y esta puerta es Jesús, camino único y absoluto de salvación. Solo se le puede aplicar a Él las palabras del salmista: “Ésta es la puerta del Señor: los justos entran por ella” (Sal. 117, 20).

La Puerta Santa recuerda la responsabilidad que tienen todos los creyentes de cruzar el umbral:

Es una decisión que supone la libertad de elegir y, al mismo tiempo, el valor de abandonar algo, de dejar algo tras de sí. (cf. Mt 13, 44-46)

Pasar por esa puerta significa profesar que Jesucristo es el Señor, afirmando nuestra fe en Él, para vivir la vida nueva que nos ha dado. http://es.lourdes-france.org/jubileo/puerta-santa


Apertura de la Puerta Santa de la Misericordia en nuestra Arquidiócesis

La apertura de la Puerta Santa, presidida por Monseñor Ibrahim Salameh se inició en la Catedral greco-melquita de la ciudad de Córdoba el día 3 de abril  y continuó en la Parroquia Católica San Jorge de Rosario el día  15 de mayo.
Ambos acontecimientos contaron con la presencia de un nutrido grupo de feligreses quienes se congregaron para participar del tan magno momento para los creyentes.
En ambas ocasiones Monseñor hizo primero una lectura en el Altar y a continuación salió al atrio de la Iglesia donde continuó la ceremonia con la proclamación de otros escritos.
A su término el Obispo y los presentes ingresaron nuevamente al templo, dando por inaugurada la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia.

La Puerta Santa de la Misericordia de Rosario, ostenta la carteleria alusiva, donada generosamente, por la familia de la Sra. Marìa Rosa Andalaf.
Mgter. Diana Farcuh

Publicado en la Revista Allah Mahabba, edición impresa, Año XVII, N° 49, Agosto 2016.





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