miércoles, 23 de diciembre de 2015

Prólogo a la Edición del Año XV - Número 47– DICIEMBRE 2015

Cuánto optimismo hemos tenido al acercarnos al año 2000. Comienzos del siglo XXI, como si sintiéramos que algo inusual casi impensable va a suceder, y nos va a  sorprender a    todos.
No pocas sectas aprovecharon para lanzar vaticinios de todo tipo como alguien que quiere acercar agua para su molino.¡Cuántos contratiempos incalculables  tuvimos!...naturaleza furiosa que no deja de marcar un rumbo doloroso de nuestro mundo desde: terremotos en múltiples  lugares, hasta tsunami, inundaciones y vastas extensiones incendiadas. Tal vez sea, por culpa de nosotros: los humanos, por una   ambición materialista insaciable sin  miramientos al bien real de las personas, pero eso sí, siempre esgrimiendo los  argumentos del progreso tecnológico a favor de la    humanidad.!?
Pero cuando el ser humano quiere actuar de modo directo, el mal que causa podría ser incalculable.

Tomemos a las grandes potencias y principalmente “los atlantistas” que se creen dueños totales e indiscutibles del nuestro   mundo, por las guerras que  promueven –a veces por manos propias, y otras por “representantes regionales”- tratando     falazmente de defender los principios más nobles que deben regir a las sociedades:    derechos humanos, libertad, democracia, pero la intención es   totalmente otra. Y está a la vista, de cualquier persona que quiera         observar los acontecimientos por sus      propios medios, más allá del propagandismo al servicio de   aquellas potencias.
En lo que va del siglo, se promocionaron conflictos  sangrientos, guerras destructivas, mostrando el nivel más bajo adonde el hombre “moderno” puede llegar. Esos     hombres poderosos no tuvieron ningún escrúpulo en fanatizar a algunos grupos de una religión que condice hasta un cierto punto con la violencia para lograr su meta “legítima”, sin pensar en las nefastas consecuencias que podrían tener.  Parece que la magia se volvió contra el propio  mentor. Y vemos que, muchas de sus  capitales  y ciudades importantes  quedan sacudidas por esos mismos grupos violentos que crean terror y horror.

Llegamos a tal punto donde no sería tan lejana de la verdad,  la advertencia del  Santo Padre, acerca de que una tercera  guerra mundial …..estaría a las puertas.
Y si nos fijáramos, en la cantidad enorme de refugiados en el mundo entero, y especialmente en Siria (cuya nación recibió durante siglos cerca de 17 grupos étnicos del mundo antiguo y los amalgamó a su cultura y  pertenencia nacional) y que ahora vemos, a los mismos sirios huyendo del terrorismo hacia Europa, desafiando los peligros del mar,  superando las vallas que impiden el ingreso a un país con el propósito de tan solo: salvar su vida.
Algunos países aprovechan la circunstancia, para palear el decrecimiento demográfico de su país tratando de aceptar  de preferencia los más calificados de los refugiados. ¡Cuántos murieron en el mar, y cuántos de los que llegaron fueron  humillados!....Mientras que tenían en su país: libertad, respeto, todos los derechos asegurados.
Y vimos que el mundo entero fue conmocionado por la desdicha que tocó a parte del pueblo sirio.
A tal punto que el Santo Padre, pidió  a las iglesias de América Latina, especialmente de Argentina en dedicar el día de la Inmaculada Concepción de María: 8 de Diciembre, como día de oración y ayuda a los cristianos de Siria y de Irak, para que permanezcan en sus hogares y su patria, como fieles testigos de su fe en Cristo.


Frente a todo esto, es lógico y necesario pensar con mucha seriedad en todo lo que el Señor, nos quiere decir y advertir a través de Revelaciones de Su Santa Madre, de algunos hombres y mujeres elegidos para  transmitirnos acerca del porvenir oscuro, ensombrecido que va a tocar a gran parte de la humanidad, por alejarnos tanto de Su Divina Voluntad.
Cuántos sirios, y parte de los cristianos  europeos recibieron, con mucha entereza, los mensajes que fueron transmitidos a una joven dama del Barrio Soufanieh, que es una de las ramificaciones de los más conocidos y antiguos barrios cristianos damascenos, de Bab Thuma y Kassaah. Allí la Virgen advirtió a todas las confesiones cristianas de, unirse alrededor de Su  Hijo, pidiéndole al Señor ahorrar a su país dolores y destrucción.
Y así pasó en varias regiones, donde la     Virgen le habló a algunas personas pías,  llevándole el mensaje de su Divino Hijo.

El Papa Francisco, es quién mejor utilizó los medios digitales para unir a todos los cristianos del mundo y gente de buena    voluntad, para rogar al Señor que evite   tantas calamidades y catástrofes que se  ciernen sobre nosotros.
¡Quién no se acuerda de la famosa  jornada de ayuno y oración para  frenar una guerra feroz contra lo que el Papa suele llamar: “Mi querida Siria”!, el día 7 de setiembre de 2013. Y así se pudo evitar la catástrofe, de parte de aquella potencia por todos conocida.

Y siguen las cadenas, por todos los medios, para rezar solidariamente, en un   mismo espíritu, para que en este año que será  inaugurado el 8 de diciembre como año de la Misericordia, la Misericordia de Dios tenga verdaderas  repercusiones en los    corazones de los poderosos en cuyas manos está nuestro destino.

Mons. Ibrahim Salaméh
M.S.P.
Exarca Apostólico




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