Con frecuencia
se piensa que la esclavitud sea un hecho que pertenece al pasado. Sin embargo,
--se especifica en el comunicado-- esta plaga social se encuentra
fuertemente presente también en el mundo de hoy.
Tal y como se
recuerda, el Mensaje para el 1 de enero de 2014 estaba dedicado a la
fraternidad: "La Fraternidad, fundamento y camino para la paz". El
ser todos hijos de Dios hace, en efecto, a los seres humanos, hermanos y
hermanas con igual dignidad.
Y así, recuerdan
que "la esclavitud hiere mortalmente dicha fraternidad universal y, por
tanto, la paz. La paz, en efecto, tiene lugar cuando el ser humano reconoce, en
el otro, un hermano que posee la misma dignidad".
En el mundo
contemporáneo, -prosigue- son múltiples los abominables rostros de la
esclavitud: el tráfico de seres humanos, la trata de los migrantes y de la
prostitución, el trabajo esclavo, la explotación del hombre por el hombre, así
como la mentalidad esclavista respecto de las mujeres y los niños. Por lo que
se advierte que "sobre esta herida especulan vergonzosamente individuos y
grupos aprovechando la situación causada por tantos conflictos en curso en el
mundo, así como por el contexto de la crisis económica y de la corrupción".
¡La esclavitud
es una terrible laceración abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea,
es una gravísima herida en la carne de Cristo! Y para combatirla eficazmente,
"es necesario ante todo reconocer la inviolable dignidad de toda persona
humana, además de mantener inamovible la referencia a la fraternidad, que
requiere la superación de la desigualdad, en base a la cual un ser humano puede
hacer esclavo a otro, y el consiguiente compromiso de proximidad y gratuidad a
favor de un camino de liberación e inclusión para todos".
El objetivo -
continúa el comunicado- es la construcción de una civilización fundada sobre la
igual dignidad de todos los seres humanos, sin discriminación alguna. Para
ello, "es necesario también el compromiso de parte de los ámbitos de la
información, de la educación, y de la cultura en favor de una sociedad renovada
y configurada para la libertad, para la justicia y, por tanto, para la
paz".
Finalmente, el
dicasterio vaticano recuerda que "la Jornada mundial de la Paz ha sido deseada
por Pablo VI y es celebrada cada año el primero de enero. El Mensaje del Santo
Padre es enviado a las Cancillerías de todo el mundo e indica además la línea
diplomática de la Santa Sede para el año que comienza".[1]
A continuación agregamos algunos datos actualizados sobre
este tema…
La idea que viene a la mente de muchas personas cuando
escuchan la palabra esclavitud, es la compra y venta de personas, su envío
desde un continente hacia otro y la abolición de este comercio a comienzos del
siglo XIX. Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo
en lo que pensamos como parte de nuestra historia, más que de nuestro presente.
Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente HOY.
A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a
vivir como esclavos. Si bien a esta explotación a menudo no se le llama
esclavitud, las condiciones son las mismas. A las personas se les vende como a
objetos, se les obliga a trabajar por salarios irrisorios o sin salario, y
viven a merced de sus "empleadores".
La esclavitud existe hoy día pese a que está prohibida en la mayoría de los
países donde se practica. También la prohiben la Declaración de los Derechos
Humanos de 1948 y la Convención Suplementaria sobre la Abolición de la
Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas a la
Esclavitud, de 1956. Hoy día, hay mujeres de Europa oriental que trabajan en la
prostitución en condiciones de servidumbre por deudas, se trafica a niños y a
niñas entre estados de África Occidental y en Brasil se obliga a hombres a
trabajar como esclavos en haciendas agrícolas. La esclavitud contemporánea
adopta diversas formas y afecta a personas de todas las edades, géneros y razas.
¿EN QUÉ CONSISTE LA ESCLAVITUD?
La esclavitud tiene
características que la distinguen de otras violaciones de los derechos humanos.
A un esclavo:
Se le obliga a trabajar - mediante amenazas psicológicas o físicas;
- Se
le convierte en propiedad de un "empleador", generalmente
mediante maltrato físico o mental o mediante amenazas de maltrato;
- Se
le deshumaniza y se le trata como a una mercancía, o se le compra y vende
como a una "pertenencia";
- Se
le limita físicamente o se le impone restricciones a su libertad de
movimiento.
¿CUÁLES TIPOS DE ESCLAVITUD EXISTEN HOY?
El trabajo en condiciones de servidumbre afecta
a por lo menos 20 millones de personas en todo el mundo. Las personas se
convierten en trabajadores en condiciones de servidumbre cuando aceptan, o se
les engaña para que acepten un préstamo que apenas alcanza para cubrir el costo
de los medicamentos para un niño enfermo. Para poder pagar la deuda, se ven
obligadas a trabajar durante largas jornadas, siete días por semana, 365 días
al año. Como "pago" por su trabajo, reciben alimentación y resguardo
básicos, pero probablemente nunca consigan saldar la deuda, que puede
traspasarse a sus familiares a lo largo de muchas generaciones.
El trabajo forzoso se refiere a niños y a niñas que son captados
ilegalmente por gobiernos, partidos políticos o individuos particulares y que
son obligados a trabajar - generalmente mediante amenazas de violencia u otros
castigos.
Las peores formas de trabajo infantil se refieren a niños y niñas
que trabajan en condiciones de explotación o de riesgo. Decenas de miles de
niños y de niñas en todo el mundo trabajan en plena dedicación, privados de la
educación y de la recreación que son vitales para su desarrollo personal y
social.
La explotación sexual de niños y de niñas con fines comerciales. Se
explota a niños y a niñas por su valor comercial mediante la prostitución, la
trata y la pornografía. A menudo se les secuestra, compra o vende, o se les
obliga a ingresar al mercado del sexo.
La Trata implica el transporte y/o el comercio de seres humanos,
usualmente mujeres o niños y niñas, con fines de lucro, mediante la fuerza o el
engaño. A menudo se engaña o se obliga a mujeres migrantes para que ingresen al
trabajo doméstico o a la prostitución.
El matrimonio precoz y el matrimonio forzado afectan a mujeres y
muchachas a quienes se casa sin permitirles elegir y a quienes se obliga a
llevar vidas de servidumbre que frecuentemente van acompañadas de violencia
física.
La esclavitud tradicional o "propiedad personal" implica
la compra y venta de personas. A menudo a estas personas se les secuestra en su
hogar, o bien se heredan o se ofrecen como obsequios. [1]
Publicado en la Revista Allah Mahabba
Año XIV - N° 44. Diciembre 2014
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