viernes, 2 de enero de 2015

Las esclavitudes modernas fue el tema de la JM de la Paz

Con frecuencia se piensa que la esclavitud sea un hecho que pertenece al pasado. Sin embargo,  --se especifica en el comunicado-- esta plaga social se encuentra fuertemente presente también en el mundo de hoy.
Tal y como se recuerda, el Mensaje para el 1 de enero de 2014 estaba dedicado a la fraternidad: "La Fraternidad, fundamento y camino para la paz". El ser todos hijos de Dios hace, en efecto, a los seres humanos, hermanos y hermanas con igual dignidad.
Y así, recuerdan que "la esclavitud hiere mortalmente dicha fraternidad universal y, por tanto, la paz. La paz, en efecto, tiene lugar cuando el ser humano reconoce, en el otro, un hermano que posee la misma dignidad".

En el mundo contemporáneo, -prosigue- son múltiples los abominables rostros de la esclavitud: el tráfico de seres humanos, la trata de los migrantes y de la prostitución, el trabajo esclavo, la explotación del hombre por el hombre, así como la mentalidad esclavista respecto de las mujeres y los niños. Por lo que se advierte que "sobre esta herida especulan vergonzosamente individuos y grupos aprovechando la situación causada por tantos conflictos en curso en el mundo, así como por el contexto de la crisis económica y de la corrupción".

¡La esclavitud es una terrible laceración abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, es una gravísima herida en la carne de Cristo! Y para combatirla eficazmente, "es necesario ante todo reconocer la inviolable dignidad de toda persona humana, además de mantener inamovible la referencia a la fraternidad, que requiere la superación de la desigualdad, en base a la cual un ser humano puede hacer esclavo a otro, y el consiguiente compromiso de proximidad y gratuidad a favor de un camino de liberación e inclusión para todos".

El objetivo - continúa el comunicado- es la construcción de una civilización fundada sobre la igual dignidad de todos los seres humanos, sin discriminación alguna. Para ello, "es necesario también el compromiso de parte de los ámbitos de la información, de la educación, y de la cultura en favor de una sociedad renovada y configurada para la libertad, para la justicia y, por tanto, para la paz".

Finalmente, el dicasterio vaticano recuerda que "la Jornada mundial de la Paz ha sido deseada por Pablo VI y es celebrada cada año el primero de enero. El Mensaje del Santo Padre es enviado a las Cancillerías de todo el mundo e indica además la línea diplomática de la Santa Sede para el año que comienza".[1]

A continuación agregamos algunos datos actualizados sobre este tema…

La idea que viene a la mente de muchas personas cuando escuchan la palabra esclavitud, es la compra y venta de personas, su envío desde un continente hacia otro y la abolición de este comercio a comienzos del siglo XIX. Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo en lo que pensamos como parte de nuestra historia, más que de nuestro presente. Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente HOY.

A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos. Si bien a esta explotación a menudo no se le llama esclavitud, las condiciones son las mismas. A las personas se les vende como a objetos, se les obliga a trabajar por salarios irrisorios o sin salario, y viven a merced de sus "empleadores".

La esclavitud existe hoy día pese a que está prohibida en la mayoría de los países donde se practica. También la prohiben la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y la Convención Suplementaria sobre la Abolición de la Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas a la Esclavitud, de 1956. Hoy día, hay mujeres de Europa oriental que trabajan en la prostitución en condiciones de servidumbre por deudas, se trafica a niños y a niñas entre estados de África Occidental y en Brasil se obliga a hombres a trabajar como esclavos en haciendas agrícolas. La esclavitud contemporánea adopta diversas formas y afecta a personas de todas las edades, géneros y razas.



¿EN QUÉ CONSISTE LA ESCLAVITUD?
La esclavitud tiene características que la distinguen de otras violaciones de los derechos humanos. A un esclavo:
Se le obliga a trabajar - mediante amenazas psicológicas o físicas;

  • Se le convierte en propiedad de un "empleador", generalmente mediante maltrato físico o mental o mediante amenazas de maltrato;
  • Se le deshumaniza y se le trata como a una mercancía, o se le compra y vende como a una "pertenencia";
  • Se le limita físicamente o se le impone restricciones a su libertad de movimiento.
¿CUÁLES TIPOS DE ESCLAVITUD EXISTEN HOY?
El trabajo en condiciones de servidumbre afecta a por lo menos 20 millones de personas en todo el mundo. Las personas se convierten en trabajadores en condiciones de servidumbre cuando aceptan, o se les engaña para que acepten un préstamo que apenas alcanza para cubrir el costo de los medicamentos para un niño enfermo. Para poder pagar la deuda, se ven obligadas a trabajar durante largas jornadas, siete días por semana, 365 días al año. Como "pago" por su trabajo, reciben alimentación y resguardo básicos, pero probablemente nunca consigan saldar la deuda, que puede traspasarse a sus familiares a lo largo de muchas generaciones.


El trabajo forzoso se refiere a niños y a niñas que son captados ilegalmente por gobiernos, partidos políticos o individuos particulares y que son obligados a trabajar - generalmente mediante amenazas de violencia u otros castigos.



Las peores formas de trabajo infantil se refieren a niños y niñas que trabajan en condiciones de explotación o de riesgo. Decenas de miles de niños y de niñas en todo el mundo trabajan en plena dedicación, privados de la educación y de la recreación que son vitales para su desarrollo personal y social.



La explotación sexual de niños y de niñas con fines comerciales. Se explota a niños y a niñas por su valor comercial mediante la prostitución, la trata y la pornografía. A menudo se les secuestra, compra o vende, o se les obliga a ingresar al mercado del sexo.



La Trata implica el transporte y/o el comercio de seres humanos, usualmente mujeres o niños y niñas, con fines de lucro, mediante la fuerza o el engaño. A menudo se engaña o se obliga a mujeres migrantes para que ingresen al trabajo doméstico o a la prostitución.



El matrimonio precoz y el matrimonio forzado afectan a mujeres y muchachas a quienes se casa sin permitirles elegir y a quienes se obliga a llevar vidas de servidumbre que frecuentemente van acompañadas de violencia física.



La esclavitud tradicional o "propiedad personal" implica la compra y venta de personas. A menudo a estas personas se les secuestra en su hogar, o bien se heredan o se ofrecen como obsequios. [1]



Publicado en la Revista Allah Mahabba
Año XIV - N° 44. Diciembre 2014



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