Normalmente al hablar de la Cuaresma nos referimos a un tiempo con un carácter fuertemente penitencial, que se inspira en esos 40 días pasados por Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública.
Pero, en realidad, son los casi 3 años de actividad pública lo que verdaderamente le sirve a Cristo de preparación para vivir su misterio pascual.
Este tiempo de Cuaresma debería ser una oportunidad, como la que Dios nos ofrece cada día, para reencontrarnos con ese Cristo: en el camino de nuestra vida, en los momentos en que nos asalta la sed, cuando ya no tenemos luz y nuestros ojos están cerrados…
Somos invitados todos a acercarnos al pozo de nuestra sed insaciable para encontrarle a él: somos invitados a reconocer nuestra ceguera y gritarle a su paso por el camino para que él nos abra los ojos; somos invitados a seguirle y a vivir como él, imitando el ejemplo del “buen samaritano”.
Siempre –los humanos- terminamos queriéndolo controlar todo, hasta el seguimiento de Cristo y la búsqueda de Dios. Pero ha llegado el tiempo en que los verdaderos adoradores del Padre lo serán en espíritu y verdad.
Es el anuncio liberador de Cristo a todos nosotros. Sigue siendo Él el único capaz de abrirnos los ojos, de ser nuestra luz, de ser quién nos impulse a ayudar a nuestro prójimo.
GRACIAS,SOMOS INVITADOS A EMPRENDER UN CAMINO...Y ASI SERA CON LA GRACIA DE DIOS.
ResponderEliminarGracias Susi!!!
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