domingo, 21 de agosto de 2016

Prólogo a la Edición XVI N° 49 - Agosto 2016

                Un tema  duro y difícil, no parece querer concluir: El destino de los cristianos de oriente Medio está al gusto del soplo del viento: estos vientos son....¡ huracanados!

                ¡Cuántos creyeron ver algo   sumamente positivo, en los acontecimientos que siguen devastando a Oriente Medio,  hasta una buena parte de la Iglesia católica de Europa creyeron ver una “primavera  suave” prometedora de libertad y democracia y demás derechos humanos. A tal    punto que, no fueron pocas las críticas que lanzaron hacia las Iglesias Orientales, tildándolas de cobardes, por no subir al tren de aquella dicha primavera.

                Hasta la agencia de prensa de la Santa Sede, también fue presa del propagandismo europeo y americano.  En un congreso realizado en Roma en el año 2013, varios obispos orientales  intervenimos, para corregir ésta visión totalmente desacertada que hoy tanto los cristianos de Oriente Medio, como algunos pueblos europeos están  pagando parte de la factura: ¡Ojalá que lo peor no esté por venir!...

                Si uno volviera atrás en la   historia, ve que éste “continente    viejo”, con su colonialismo voraz,    subyugó durante décadas y casi siglos a muchos países de gran mayoría       musulmana, cuyos jóvenes entusiastas y fanáticos empezaron a llevar a cabo una estrategia vengativa, sembrando el terror en aquellos países y para  tantos pueblos inocentes.

                No hubiera estado equivocado, el consultar a sus hermanos cristianos orientales, para saber manejar tantas situaciones difíciles y no seguir considerándolos como     inmaduros, menores de edad todavía, porque el progreso, la ciencia y  el  saber está sólo en manos de los colonialistas.

                Pero queremos tomar un  rumbo más positivo y optimista     dentro de esta situación desastrosa y difícil de soportar. Los  sirios, en muchas zonas, especialmente de mayoría cristiana, según nuestro       conocimientos,  están desarrollando programas, proyectos y aptitudes     sumamente    humanitaria y elogiable.  Como hicieron antes, los libaneses,  durante la guerra civil , también lo    están haciendo los sirios pero con     medios modernos y rapidísimos para aliviar el dolor, la necesidad, la penuria….de  muchas familias que    quedaron  faltos de todo.

                Además del accionar   notablemente generoso de la iglesia hacia cristianos y no cristianos, grupos de laicos residentes emigrantes  tomaron plena conciencia de un deber humanitario y patriótico al mismo   tiempo de acompañar a personas y  familias en situaciones límites,  -sea cuestión de salud:, operaciones  quirúrgicas, cuotas universitarias,  alquileres y demás necesidades– con el claro propósito de conservarlos dentro de la patria sin pensar en emigrar; por que la Patria es también y en primer lugar de los cristianos, que supieron convivir con mucho respeto y amor  hacia sus hermanos de la religión islámica.

                Estos mismos grupos autoconvocados sostienen las familias de jóvenes voluntarios que perdieron la vida, a mano de los terroristas al proteger sus propios pueblos, haciendo como una colaboración mensual para con la familia del mártir, adicionalmente a lo que ofrece el estado sirio, para que sientan el afecto, el reconocimiento y la dignidad de alguien que supo ofrendar su vida para defender al prójimo.

                No podemos dejar de lado, el agradecer especialmente a Monseñor Eduardo Martín, Arzobispo de la ciudad de Rosario, con quién concelebramos la Santa Misa en el mes de diciembre por la Paz en Siria, y por el sostenimiento de los cristianos del país.  Esto fue a nivel arquidiocesano, no  solamente el radio que corresponde a la Catedral de la ciudad.

                Va nuestro agradecimiento también, a toda la gente de buena voluntad, que supieron colaborar generosamente en esta misma colecta para sostener a sus hermanos sirios en la fe a pesar de la situación no tan holgada que estamos pasando aquí en nuestro país: Argentina. Esto mismo, da mayor valor a cada gesto de amor  fraterno expresado.


Mons. Ibrahim Salaméh
Exarca Apostólico


No hay comentarios:

Publicar un comentario