viernes, 18 de octubre de 2024

La evangelización en las culturas

Resultado de imagen para Ojalá que todo el pueblo profetizara, y el Señor infundiera en todos su Espíritu! (Nm 11,29)
Parte III. DESAFÍOS Y ESPERANZAS.

¡Ojalá que todo el pueblo profetizara, y el Señor infundiera en todos su Espíritu! (Nm 11,29)

El papa Francisco recordó en el Encuentro con los pueblos de la Amazonía en Puerto Maldonado las palabras de Santo Toribio de Mogrovejo: “no solamente en tiempos pasados se les hayan hecho a estos pobres tantos agravios y fuerzas con tanto exceso, sino también hoy muchos procuran hacer lo mismo”. Dado que todavía persiste una mentalidad colonial y patriarcal, es necesario profundizar un proceso de conversión y reconciliación.

Las comunidades consultadas esperan que la Iglesia se comprometa por el cuidado de la Casa Común y de sus habitantes,“[…] defienda los territorios, que ayude a los pueblos indígenas a denunciar lo que provoca muerte y amenaza los territorios”. Una Iglesia profética no puede dejar de clamar por los descartados y por los que sufren 

Además de la pluralidad de culturas dentro de la Amazonía, las distancias generan un problema pastoral grave que no se puede resolver solamente con instrumentos mecánicos y tecnológicos. Las distancias geográficas manifiestan también distancias culturales y pastorales que, por lo tanto, exigen el paso de una “pastoral de visita” a una “pastoral de presencia”, para reconfigurar la iglesia local en todas sus expresiones: ministerios, liturgia, sacramentos, teología y servicios sociales. Las comunidades piden un mayor aprecio, acompañamiento y promoción de la piedad con la que el pueblo pobre y sencillo expresa su fe a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y demás sacramentales.

En la voz de los pobres está el Espíritu; por eso la Iglesia debe escucharlos, son lugar teológico. Al escuchar el dolor, el silencio se hace necesidad para poder escuchar la voz del Espíritu de Dios. La voz profética implica una nueva mirada contemplativa capaz de misericordia y compromiso.

Como comunidad solidaria a nivel mundial, la Iglesia reacciona responsablemente ante la situación global de injusticia, pobreza, desigualdad, violencia y exclusión en la Amazonía. El presupuesto fundamental es el reconocimiento de relaciones injustas. Por ello es necesario:

a.       Asumir la denuncia contra modelos extractivistas que dañan el territorio y violan los derechos de las comunidades. Levantar la voz frente a proyectos que afectan al medio ambiente y promueven la muerte.

b.      Aliarse a los movimientos sociales de base, para anunciar proféticamente una agenda de justicia agraria que promueva una reforma agraria profunda, apoyando la agricultura orgánica y agro-forestal. Asumir la causa de la agroecología incorporándola en sus procesos formativos en vistas a una concientización mayor de las mismas poblaciones indígenas.

c.       Promover la formación, defensa y exigibilidad de los derechos humanos de los pueblos de la Amazonía, de las otras poblaciones y de la naturaleza. Defender a las minorías y a los más vulnerables.

d.      Escuchar el grito de la ‘Madre Tierra’ agredida y gravemente herida por el modelo económico de desarrollo depredador y ecocida, que mata y saquea, destruye y despeja, expulsa y descarta, pensado e impuesto desde fuera y al servicio de poderosos intereses externos.

e.       Promover la dignidad e igualdad de la mujer en la esfera pública, privada y eclesial, asegurando cauces de participación, combatiendo la violencia física, doméstica y psicológica, el femicido, el aborto, la explotación sexual y la trata, comprometiéndose a luchar para garantizar sus derechos y para superar cualquier clase de estereotipo.

f.       Promover una nueva conciencia ecológica, que nos lleve a cambiar nuestros hábitos de consumo, a impulsar el uso de energías renovables, evitando materiales dañinos e implementando otros itinerarios de acción conforme a la Encíclica Laudato sì.[75] Promover alianzas para combatir la deforestación e impulsar la reforestación.

g.      Asumir sin miedo la implementación de la opción preferencial por los pobres en la lucha de los pueblos indígenas, comunidades tradicionales, migrantes y jóvenes para configurar la fisionomía de la Iglesia amazónica.

h.      Crear redes de colaboración en los espacios de incidencia regional, global e internacional, en los que la Iglesia participa orgánicamente para que los propios pueblos puedan expresar sus denuncias a la vulneración de sus derechos humanos.

En este largo recorrido del Instrumentum Laboris, se ha escuchado la voz de la Amazonía a la luz de la fe (I Parte) y se ha intentado responder al clamor del pueblo y del territorio amazónico por una ecología integral (II Parte) y por los nuevos caminos para una profética en la Amazonía (III Parte). 

Estas voces amazónicas interpelan a dar una nueva respuesta a las diversas situaciones y a buscar nuevos caminos que posibilitan un kairós para la Iglesia y el mundo. Concluimos bajo el amparo de María, venerada con diversas advocaciones en toda la Amazonía. Esperamos que este Sínodo sea una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres.

Breve Reseña
III y Última Parte
Fuente Digital:
http://www.sinodoamazonico.va/content/sinodoamazonico/es/documentos/instrumentum-laboris-del-sinodo-para-la-amazonia.html


martes, 8 de octubre de 2024

A los Santos Padres del VII Concilio Ecuménico

Este domingo celebramos los católicos bizantinos el Domingo de los Santos Padres del VII Concilio Ecuménico, (del 24 de septiembre al 13 de octubre de 787) donde fue restaurada la veneración de los santos iconos, después de la guerra iconoclasta que sacudió a la Iglesia en la porcion oriental del Imperio Romano. 

En el año 787, bajo el amparo de la emperatriz Irene, se reunió en la ciudad de Nicea el Séptimo Concilio Ecuménico con la participación de 367 obispos de todas partes, con el objeto principal de determinar la posición de la Iglesia sobre la veneración a los Iconos de acuerdo a la doctrina de los anteriores seis Concilios y a las enseñanzas de los santos Padres. Aquí disponemos partes del texto del decreto del Séptimo Concilio, respeto a los santos iconos:


Nosotros hemos conservado las tradiciones de la Iglesia hasta el día de hoy sin cambio ni alteración. Una de estas tradiciones es la que el uso de los iconos es una tradición muy beneficiosa por varios aspectos; pues revela que la Encarnación del Verbo Dios es una realidad y no imaginación o ilusión; también los iconos, además de las enseñanzas y explicaciones que ofrecen, provocan santos sentimientos. Por eso, nosotros, conforme a la Tradición de la Iglesia universal inspirada por Dios, determinamos severa y minuciosamente que así como la honorable y vivificadora Cruz es exaltada, así también los santos Iconos -hechos en pintura, mosaico u otro material-, deben ser colgados en las santas iglesias, y puestos sobre los consagrados recipientes, también exaltados en las casas y vías; es decir la imagen de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo, la de su santísima y purísima Madre, la de los Ángeles y de los Santos y todos los Justos; porque verlos frecuentemente en sus ilustraciones, facilita al pueblo de Dios conservar la memoria del origen, y estimula el deseo de imitar su vida. A estas imágenes se les deben reverencia y veneración, y no la adoración que pertenece únicamente a la Esencia divina. Según la antigua piadosa tradición, es genuino quemar incienso y encender velas ante estas imágenes y ante la honorable Cruz; porque la veneración es ofrecida al origen que la misma imagen representa”.

El mejor icono de Dios es el hombre. Desde el principio Dios lo crea conforme a su imagen. Este es el fundamento bíblico del icono. Así la afirmación de la iconoclasia de que “el arte de las imágenes no tiene fundamento en la economía de la salvación”, es por demás erróneo. Por otra parte, Dios en su infinita misericordia y por su propia voluntad, se hizo visible al asumir una existencia material, para nuestra salvación.
En tiempos pasados, nos dice San Juan Damasceno, Dios que no tenía cuerpo ni forma, no podía ser representado. Pero hoy, como Dios se ha manifestado en la carne y ha vivido entre los hombres, se puede representar el aspecto visible de Dios. No es que demos culto a la materia sino que damos culto al Creador de la materia, que se hizo materia por nuestra causa, que asumió una vida en la carne y que, a través de la materia, realizó nuestra salvación. Para los iconoclastas, en su lucha contra la veneración de iconos, la imagen es considerada como idéntica o “consubstancial” con el prototipo. Pero la imagen no contiene la realidad representada. San Juan dice que una imagen es siempre la copia de un original, semejante a éste pero necesariamente distinta. Esta distinción sobre la naturaleza de la imagen fue la base de la decisiva definición del culto a los iconos adoptada por los Padres del VII Concilio Ecuménico. El icono puede ser sólo objeto de veneración y de honor pero no de culto propiamente. Los Padres conciliares afirmaron: “Cuanto más contempla el fiel los iconos, tanto más se acuerda del que está representado y se esfuerza por imitarlo. Testimonia respeto y veneración, sin ninguna adoración propiamente dicha, que se debe a Dios solo”.

¡Gloriosísimo eres Tú, oh Cristo nuestro Dios!, 
que estableciste a nuestro santos Padres, 
como astros sobre la tierra; y 
por medio de ellos nos guiaste 
hacia la verdadera fe, 
¡oh Misericordiosísimo, gloria a Ti!


Fuente:
http://www.acoantioquena.com/
http://www.iglesiaortodoxa.org.mx

lunes, 7 de octubre de 2024

UNA CIUDAD DE SANTA FE DENOMINADA COMO LA VIRGEN


La ciudad de Rosario debe su nombre y su fundación a esta advocación, venerada desde alrededor de 1525 por una pocas familias españolas y aborígenes calchaquíes convertidos y residentes en “Pago de los arroyos”, a orillas del Paraná. Esta veneración los impulsa a cambiar el nombre del lugar por el de “Ntra. Sra. del Rosario” o “Capilla del Rosario”.

El 23 de octubre de 1730 el Cabildo de Buenos Aires a insistencias repetidas del Gobernador y Capitán General del Río de la Plata Don Bruno Mauricio de Zabala crea la Parroquia del Pago de los Arroyos, dándole por asiento la Capilla de la Concepción fundada en 1702. Su titular es la Virgen del Rosario. Alrededor de la pequeña iglesia – construida en 1746 – se nuclea la población.
En 1757 comienza a usarse el título de “Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Curato de los Arroyos” y se encarga a España una nueva imagen de la Ssma. Virgen, la que llega el 3 de mayo de 1773 (es la actual imagen patronal).
La población del Pago de los Arroyos por mediación de la Ssma. Virgen del Rosario, es salvada en 1776 de una grave epidemia y en 1779 de un malón de indios.
En 1823 la aldea es honrada con el título de “Ilustre y fiel Villa del Rosario” (1000 habitantes) y en diciembre, las autoridades civiles y el pueblo juran solemnemente a la Ssma. Virgen del Rosario como patrona. La población del Pago de los Arroyos es salvada por la Ssma. Virgen del Rosario de una prolongada y afligente sequía.
El 5 de octubre de 1941, por iniciativa del primer obispo, Mons. Caggiano, es coronada solemnemente y se renueva la elección como Patrona de los rosarinos.

 Fuente:http://forosdelavirgen.org/326/nuestra-senora-del-rosario-patrona-de-rosario-y-parana-argentina-7-de-octubre/

miércoles, 2 de octubre de 2024

¿Quiénes son los ángeles custodios?

Nuestros Guardaespaldas Celestiales
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.
“La Sagrada Escritura se refiere a los ángeles utilizando también apelativos no sólo personales (como los nombres propios  sino también "colectivos" (como las calificaciones de: Serafines, Querubines, Tronos, Potestades, Dominaciones, Principados), así como realiza una distinción entre Ángeles y Arcángeles. Aún teniendo en cuenta el lenguaje analógico y representativo del texto sacro, podemos deducir que esto seres-personas, casi agrupados en sociedad, se subdividen en órdenes y grados, correspondientes a la medida de su perfección y a las tareas que se les confía.

Los autores antiguos y la misma liturgia hablan también de los coros angélicos (nueve, según Dionisio el Areopagita). La teología, especialmente la patrística medieval, no ha rechazado estas representaciones, tratando en cambio de darle una explicación doctrinal y mística, pero sin atribuirles un valor absoluto.”   (JPII, 6, VIII,86)
Algunos autores y místicos, dividen a los ángeles entre Asistentes al Trono Divino (los grados mas altos) y Mensajeros de Dios que cumplen diversas misiones por encargo suyo.

“Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10).

"Lo dice Jesús mismo: "Sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos" (Mt 18, 10). Ese "ver de continuo la faz del Padre" es la manifestación más alta de la adoración de Dios. Se puede decir que constituye esa "liturgia celeste", realizada en nombre de todo el universo, a la cual se asocia incesantemente la liturgia terrena de la Iglesia, especialmente en sus momentos culminantes.

Baste recordar aquí el acto con el que la Iglesia, cada día y cada hora, en el mundo entero, antes de dar comienzo a la plegaria eucarística en el corazón de la Santa Misa, se apela "a los Ángeles y a los Arcángeles" para cantar la gloria de Dios tres veces Santo, uniéndose así a aquellos primeros adoradores de Dios, en el culto y en el amoroso conocimiento del misterio inefable de su santidad.”  (JPII; 6, VIII,86)

Sitios digitales
http://es.catholic.net/op/articulos/31817/ngeles-custodios.html
http://www.catolico.org/diccionario/angeles.htm#Angeles Custodios