En este cuarto domingo de Cuaresma, la iglesia bizantina nos invita a conmemorar la figura de San Juan Clímaco.
San Juan fue un monje que vivió en el s. VII en Palestina. Se distinguió por su vida de oración y ascetismo, alcanzó mucha fama como padre espiritual y, sobre todo, dejó escrito un libro, “La Escalera Santa”, donde describe los peligros, las tentaciones de las diferentes pasiones, y las pruebas e “ilusiones” que debe superar el monje en su camino de unión con Dios.
Sus 30 capítulos son como 30 escalones, a imagen de la escalera que vió Jacob en sueños entre el cielo y la tierra (Gen 28,12), que el monje debe ir subiendo hasta llegar a la “contemplación luminosa”, a su unión con Dios.
San Juan, con su vida y su libro nos recuerda que las primeras palabras que pronunció Cristo, cuando empezó su predicación fueron:Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.” Es esta conversión, este constante volver a poner a Dios como centro de nuestra vida a lo que nos invita San Juan con vida y obra.
Sus 30 capítulos son como 30 escalones, a imagen de la escalera que vió Jacob en sueños entre el cielo y la tierra (Gen 28,12), que el monje debe ir subiendo hasta llegar a la “contemplación luminosa”, a su unión con Dios.
San Juan, con su vida y su libro nos recuerda que las primeras palabras que pronunció Cristo, cuando empezó su predicación fueron:Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.” Es esta conversión, este constante volver a poner a Dios como centro de nuestra vida a lo que nos invita San Juan con vida y obra.
Referencias bibliográficas:
https://grecomelquitasenargentina0.webnode.page.
http://www.iglesiaortodoxa.es/gloria
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