viernes, 21 de agosto de 2015

Prólogo de la Edición N° 46 de Agosto del 2015

Monseñor Ibrahim Salaméh Karam,Marmarita Siria. Junio 2015
Conocí a un pueblo que hace 4 años, está siendo sometido a las más desafiantes pruebas extremas que  ponen en jaque su propia existencia: unas fuerzas malvadas, surgidas del mal y la oscuridad.
¡Están negándole su divino e inalienable derecho a la vida! 
A éste pueblo que durante más de siete mil años,  concretó  logros enormes  para toda la humanidad en lo concerniente a la ciencia, el arte y la cultura.
Hemos escuchado aplausos y elogios, de parte de los pueblos llamados “civilizados”, hacia esos grupos tenebrosos que destruyen toda lo que encuentran en el camino: usinas eléctricas, universidades, escuelas,  sanatorios y hospitales, iglesias y mezquitas, quemando campos y silos, degollando a hombres y niños, violando y vendiendo a las mujeres, ”comiendo los corazones de los soldados”…..Y….no sigo la lista para no causar más náuseas.
¿No es extraño que suceda todo esto en pleno siglo XXI? Cuando el terror toque las puertas de sus promotores, serviría el lamento? Las dudas son muy serias al respecto.
Mientras tanto, ese mismo pueblo, sigue llevando su dolor y sufrimiento cuesta arriba, con toda dignidad e  hidalguía, sin omitir que, escasean las familias que no hayan perdido ya, a un ser querido. Y sin embargo, escuché tantísimas veces de sus propios labios la palabra: ¡PACIENCIA!
No me cabe la menor duda que es una gran virtud, que no la tienen sino “los grandes de corazón”…aquellos  nobles pueblos  que están bien arraigados en la historia y en un    elevado humanismo.
Tampoco extraña, que de un pueblo sumamente religioso, broten almas que llenan con luces de Esperanza su destino, motivados por la admiración hacia Job: el gran modelo de la  paciencia. 
Y, como el Señor, lo ha compensado generosamente a Job,  también lo hará con éste pueblo fiel y paciente.
Cabe mencionar que muchos de sus  descendientes y  amigos han  expresado elocuentemente con generosos y solidarios gestos, su amor y cercanía hacia éste pueblo sirio, que está ganando la admiración de todos los pueblos realmente libres y honestos del mundo, por su paciencia y heroica resistencia al salvaje terrorismo mundial.
Es admirable ver el fraterno y cordial trato entre cristianos y musulmanes, solidarios en la buena y en la  mala….testimonios de vecinos que hacen conmover hasta los de corazón más duro!
En cuanto a la labor humanitaria, la ejercen con tanta misericordia en las iglesias, que son realmente dignas de alabanza! En plena guerra de exterminio en la ciudad de Alepo, por ejemplo: ningún sacerdote, monja u obispo, se aparta de sus hermanos fieles! Me deslumbró en su tarea,  el entusiasmo y entrega total de Mons. Jean C. Jeambart  y la Madre  Cristianne, con quienes tuve el placer y gran honor de compartir una charla, el mes pasado, con motivo de mi   participación en el Santo Sínodo, en Líbano.
Que Dios y la Virgen compensen a todos los que trataron de aliviar el dolor y la penuria de tantas familias , dándoles el céntuplo en este mundo y la  vida eterna, agregando como nota final que, queda la posibilidad para las comunidades de Córdoba y Rosario que no hayan podido con  anterioridad, hacer llegar en una nueva instancia una ayuda solidaria, amorosa y desprendida, a través del Exarcado. Desde ya, mil gracias en el Señor!*
 
Mons. Ibrahim Salaméh Karam
Exarca Apostólico


*Publicado por la Revista Allah Mahabba. Edición Impresa. N° 46. Año XV.  Rosario, Argentina

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