La Natividad de Cristo ha sido durante mucho
tiempo considerada como una de las Doce Grandes Fiestas de la Iglesia.
Es uno de los más grandes, más alegres y
maravillosos eventos en la historia del mundo.
El ángel dijo a los pastores: “He aquí os
doy nuevas de gran gozo, que será para todas las personas. Que os ha nacido
hoy, en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto será una
señal para vosotros: hallaréis al niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre. Entonces, de repente apareció con el ángel una multitud del ejército
celestial, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lc 2:10-20)
Durante los tres primeros siglos, en las Iglesias de Jerusalén, Antioquia, Alejandría y Chipre, la Natividad de Cristo se combinaba con la fiesta de su bautismo el 6 de enero, y fue llamada “Teofanía” (“Manifestación de Dios”).
Esto se debió a la creencia de que Cristo fue
bautizado en el aniversario de su nacimiento, lo que puede inferirse a partir
de sermón de san Juan Crisóstomo sobre la Natividad de Cristo: “no es
el día en que nació Cristo, que se llama Teofanía, sino más bien el día en que
fue bautizado”..[1]
El papa Francisco ha escrito una
larga carta a los cristianos que viven en Oriente Medio para animarles ante el
agravamiento de los conflictos en la región y la persecución, abusos y
prácticas inhumanas por parte de grupos terroristas. Expresando que día a día
sigue las noticias del inmenso
sufrimiento de tantas personas en Oriente Medio, especialmente los niños, las
madres, los ancianos, los desplazados y refugiados, los que pasan hambre, los
que tienen que soportar la dureza del invierno sin un techo bajo el que
protegerse.
También valoró los
intentos de los cristianos por colaborar con personas de otras religiones,
con judíos y musulmanes pues el diálogo basado en una actitud de
apertura, en la verdad y el amor, es también el mejor antídoto contra la
tentación del fundamentalismo religioso, que es una amenaza para los creyentes
de todas las religiones.[2]
La Navidad, renueva en nuestros
corazones, la esperanza y la ternura de un Dios que se hace hombre, para
comunicarnos su mensaje de amor.
Que éste mensaje de amor de Dios
a todos los hombres tenga una respuesta favorable para que prontamente cada persona…cada
habitante de éste planeta tierra… recupere su hogar, y su dignidad!
Y todos los bautizados que formamos parte de la Santa Madre Iglesia, renovemos en éste tiempo nuestras promesas ante Dios; para que sea verdaderamente posible alcanzar la meta de la paz, que es algo muy frágil [3] por lo que hay que trabajar pacientemente todos los días para conquistarla. con perseverancia y esperanza. Así Sea!
Monseñor Ibrahim Salaméh.
[1] http://www.acoantioquena.com/content/la-navidad-de-nuestro-se%C3%B1or-dios-y-salvador-jesucristo
[2] http://www.nacion.com/mundo/europa/Papa-Francisco-Navidad-Oriente-Medio_0_1459054147.html
[3] https://www.aciprensa.com/Familia/pazhogar.htm
[3] https://www.aciprensa.com/Familia/pazhogar.htm
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