miércoles, 11 de enero de 2023

El Amor del Principio

“Conozco tus obras,  tus fatigas y constancia; y que no puedes soportar a los malos y que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y los has encontrado mentirosos;que eres constante  y que has sufrido por mi nombre sin desfallecer. Pero tengo esto en contra de ti: que has dejado el amor del principio. Acuérdate, pues, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a obrar como antes. Porque si no te conviertes, iré a ti rápidamente y te quitaré el candelabro de su puesto. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al que venza, le daré de comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.” (Ap 2, 2-5.7).
El Señor en esta Palabra nos hace una crítica. Si bien conoce y sabe de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo como Iglesia y sabe que queremos cumplir su voluntad, nos hace un   reclamo: “has dejado el amor del principio”.
Ese amor del primer encuentro con Jesús que hizo que nuestro corazón ardiera, que nos empujó a entregar nuestra vida por el Reino de Dios y por nuestros hermanos. Aquel encuentro que puso a Jesucristo   como Centro y Eje de nuestra propia vida. Luego, nos envolvimos en  tantas actividades dentro y fuera de la  Iglesia que llegamos a descuidar nuestra relación con Cristo y con nuestros hermanos. Nos fuimos “entibiando”, alejándonos de    nuestro primer amor: Jesús.
Entonces, aquel gesto de entrega generosa a Dios se vuelve hacia uno mismo, es decir, “estoy revestido del lenguaje de Cristo pero el centro de mi vida soy yo nuevamente” (Padre Ricardo L Martensen, MPD).
Podemos estar muy ocupados en las cosas de Dios, podemos conocer   sobre Sagradas Escrituras, Liturgia, Magisterio, Documentos, Doctrina hasta Teología. Podemos conocer  sobre pedagogía, didácticas, dinámicas.
Podemos ir a misa y orar todos los días y aun así estar fríos espiritualmente y con el corazón endurecido dejando ir al Primer Amor, el Amor del Principio. ¿Por qué, entonces,  dejamos ir este amor? ¿Por qué perdimos la fidelidad de los comienzos? Porque perdimos la   conciencia de que Dios pasa todos los días por nuestras vidas, porque  perdimos la conciencia de que  necesitamos de su Amor día tras día. Porque, quizás, se nos olvida que nuestro corazón es la tierra donde Cristo “semilla” quiere ser brote de vida y crecer, y dar fruto por diez…  por cien…  por mil…
Por eso, el Señor nos recuerda: “Acuérdate de dónde has caído,   arrepiéntete y vuelve a obrar como antes. Porque si no te conviertes, iré a ti rápidamente y te quitaré el candelabro de su puesto.” El camino para volver a este Primer Amor es la intimidad del amor de Dios, es el  encuentro personal y comunitario con Dios y la permanencia en Él.
A partir de a allí, podremos reconocer nuestra fragilidad, nuestras propias infidelidades y faltas de amor que han empobrecido nuestro corazón.
Vale la vida el intento de volver a ser tierra fértil donde el Amor del que nos amó primero crezca y eche raíces tan fuertes que nos devuelvan a la fidelidad del amor de los comienzos, del Primer Amor: Jesús.
María José Molina
Catequista
Catedral San Jorge, Córdoba


Publicado en la Revista Allah Mahabba, Año XVII, n°50, Diciembre 2016. Edición impresa.

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